Los guardabosques temen hacer públicas sus denuncias por miedo a represalias.
En los Montes Cárpatos al norte de Rumanía existen algunos de los bosques más extensos de Europa. Allí, la explotación forestal ilegal, en la que se tala a velocidades incontroladas, se ha convertido en una pesadilla para los habitantes. A menudo, es la propia policía la que ayuda a robar buena parte de esa madera. Según el silvicultor Ioan Iuba, las autoridades han talado ilegalmente alrededor de una hectárea en toda esta zona. Quienes viven de ello tienen miedo de enfrentarse a los supuestos ladrones de madera y acabar como algunos de sus compañeros. "Le amenazaron muchas veces. Al final era su palabra contra la de ellos", cuenta Anemaria Liviu, viuda de un guardabosques.
Leer también | Manifestación en Bucarest contra la tala ilegal de árboles
Para la ONG rumana Agent Green, la tala ilegal es un asunto que traspasa fronteras. "Cuando en el mercado hay más madera ilegal que legal, significa que hay un problema sistémico nacional y no solo un problema local", señala Gabriel Paun, de la ONG.
El pasado noviembre el Gobierno rumano hizo pública la cantidad anual de metros cúbicos de madera que se cortan en el país: unos 38,6 millones, de los cuales 20 millones son ilegales.