El camión ha recorrido las calles de la ciudad de La Paz y ha llamado la atención de sus habitantes. Lleva un gran letrero en el que se puede leer: "Horno crematorio portátil, hecho en Bolivia".
La situación en Bolivia es trágica. Los hospitales están colapsados y los cementerios no cuentan con el espacio suficiente para enterrar a los muertos, muchos de ellos víctimas de la pandemia del nuevo coronavirus.
Es a raíz de esta dramática situación que Carlos Ayo, ingeniero boliviano, decidió crear un nuevo concepto. Un horno crematorio portátil, que puede desplazarse tan fácilmente "como un ordenador portátil ", según las declaraciones de Ayo en una entrevista con Euronews.
El camión de su empresa ha recorrido las calles de la ciudad de La Paz y ha llamado la atención de sus habitantes. Lleva un gran letrero en el que se puede leer: "Horno crematorio portátil, hecho en Bolivia".
“Quedo impactado, con un frío que recorre todo el cuerpo. Ustedes dirán”, tuitéo el periodista boliviano John Arandia cuando compartió las imágenes.
Otros usuarios felicitaron el emprendimiento, que busca ayudar durante la difícil crisis que atraviesa el país.
“Es una alternativa de solución práctica”, afirma Ayo. También asegura que los cuerpos no son cremados en la calle: "Sería demasiado tétrico”.
Los hornos crematorios portátiles se fabrican y se venden. Cada uno es un equipo compacto y cuesta 45 mil dólares. El costo de la cremación es de alrededor 35 dólares.
El ingeniero afirma que el objetivo es que pueda desplazarse según las necesidades de los diferentes municipios, especialmente en las áreas rurales.
Ayo señala que al pasear el camión por las calles de La Paz, buscaba demostrar que este horno no hace “servicio delivery”, sino que puede desplazarse fácilmente.
“Que sea de conocimiento de la población que ahora hay esto a disposición”, explica.
El creador del concepto comenta que desde la presentación de los crematorios portátiles, muchas autoridades y empresas privadas lo han contactado.
“Las cifras lo dicen todo. Muchas personas están conviviendo con los cadáveres en las casas. Muchos cadáveres acaban en las calles”, afirma Ayo.
La cremación de las víctimas del COVID-19 es obligatoria en todo el país. Desde el inicio de la crisis, la policía boliviana ha recogido miles de cuerpos en casas y calles. Hasta el jueves 6 de agosto, Bolivia registraba 86.423 casos de coronavirus y 3.465 fallecidos.