Diezmado durante la primera ola de la pandemia, el pueblo manchego de Tomelloso ha logrado esquivar la segunda. Noviembre ha sido el mes con más fallecidos en España desde la irrupción del coronavirus, pero en Tomelloso, apenas hay casos. En la primera ola perdió el 1% de sus 36.000 habitantes...
Diezmado durante la primera ola de la pandemia, el pueblo manchego de Tomelloso ha logrado esquivar la segunda. Noviembre ha sido el mes con más fallecidos en España desde la irrupción del coronavirus, pero en Tomelloso, apenas hay casos. En la primera ola perdió el 1% de sus 36.000 habitantes. Durante semanas, todos los días había varios entierros, a veces una decena, otra veces más... El coronavirus tiñó de luto a la mayorías de las familias. Segaba vidas de la noche a la mañana, dejando un vacío inmenso a su alrededor. Ángela Rodríguez perdió a Josefa, su madre:
"Yo eso de no verla y claro tener recuerdos de verla viva y luego así de repente ya sabes que está muerta y no la ves, pues tengo más miedo a la muerte, sí", lamenta.
Tampoco fueron semanas fáciles para Lourdes Visús, auxiliar de enfermería, que aún tiembla al recordar el trasiego constante de coches fúnebres para recoger cadáveres de pacientes que había atendido horas antes:
"Tuve que dejar de bajar a este rincón. Y tuve que dejar de bajar porque había tantísima incidencia de fallecidos que, bajabas aquí, que esta el mortuorio, y era encontrarte un coche fúnebre, se llevaban un cadáver, y ya entraba otro coche fúnebre para llevarse otro cadáver. Era constante, constante, constante la salida de cadáveres...", recuerda.
También dejó secuelas en quienes sobrevieron al virus. Francisco Navarro, de 56 años, aún no se ha recuperado del todo:
"He tenido por secuelas la taquicardia, también me queda la arritmia y luego, sobre todo, me canso mucho. Me canso más que antes y, emocionalmente, también me he quedado muy tocado", explica.
Todos coinciden en que Tomelloso nunca será el mismo y que en aquellos días terribles aprendió una dolorosa lección que les ha ayudado a esquivar la segunda ola.