'Euronews' habló con algunos israelíes sobre cómo afrontan el conflicto con Irán y la amenaza diaria de cohetes que impactan en zonas residenciales.
Jimmy, paramédico voluntario y uno de los primeros en intervenir durante el atentado de Hamás del 7 de octubre, se apresuraba este jueves a entrar en acción cuando sonaron una serie de sirenas en Jolón, ciudad situada al sur de Tel Aviv. "Cuando suenan las sirenas, los primeros en responder tienen que subir a sus vehículos y esperar a que empiecen a llegar las llamadas del centro de control", explicó a 'Euronews' este árabe-israelí de 36 años, criado en Jordania y Jerusalén Este.
"Cuando nos dirigíamos al lugar del impacto, me di cuenta de que nos acercábamos a mi edificio. Cuando llegamos, descubrí que sí: era mi edificio el que había sido destruido por un misil. Me había mudado el día anterior porque el apartamento en el que vivía desde hacía cuatro años en Rejovot -al sur de Tel Aviv- fue destruido por un misil iraní a principios de semana", explicó Jimmy. "Toda la ropa que me quedaba está arruinada, al igual que los pocos muebles restantes".
"He pasado por -y visto- muchas cosas en los últimos años, pero con el tiempo he aprendido a desconectar mis sentimientos porque de lo contrario me quedaría sentado y llorando ante esta guerra interminable", dijo Jimmy, quien dirige un negocio de reparto, junto con sus actividades de voluntariado. "Lo más duro para mí es que tengo un hijo de ocho meses al que no veo desde hace meses, porque mi mujer y él están en Eilat, en el sur de Israel, donde es mucho más seguro que aquí. El caso es que tengo que seguir trabajando cuando puedo, y también siento que me necesitan como voluntario", añadió Jimmy.
"No creo que lo que está haciendo el Gobierno sea lo correcto"
Aunque el país está en estado de alerta desde el miércoles -sexto día del conflicto abierto entre Israel e Irán-, se suavizaron las restricciones impuestas a los civiles y se permitió reanudar las actividades laborales, así como las pequeñas reuniones. A pesar de ello, las escuelas permanecen cerradas y las calles vacías.
Para muchos en Israel, criar a los hijos en este clima es duro. "No estaría tan preocupada si no la tuviera", dijo a 'Euronews' Emma, una estadounidense de 30 años. Vive en Jaffa, al sur de Tel Aviv, con su marido y su hijo de 10 meses. "No tenemos refugio antiaéreo en nuestro edificio porque vivimos en un barrio árabe, mi marido es árabe-israelí. Muchos de los apartamentos asequibles de Israel no están equipados, así que por la noche cogemos a nuestro bebé y nos vamos a dormir a casa de mi suegra", explica Emma a 'Euronews'.
Para Emma, hay una razón clara por la que Israel se encuentra en esta situación. "Creo que mi moral es mejor que la de la mayoría de los israelíes y eso es porque no creo que lo que está haciendo el Gobierno sea correcto, así que entiendo por qué estamos en esta situación".
"Me siento incomprendido por los europeos"
Nizan, de 34 años, es un empresario tecnológico y futuro padre que reside habitualmente en Tel Aviv. Pero desde la escalada del conflicto de Israel con Irán, él y su esposa se han trasladado a Haifa, en el norte del país, para quedarse con la familia de ella. "Los ruidos que oímos desde el refugio son muy diferentes a los que oímos cuando hay misiles disparados por Hamás o por Hezbolá. Incluso con la Cúpula de Hierro, suena como si un camión atravesara un túnel justo por encima de tu cabeza", dijo Nizan a 'Euronews'.
Muchos israelíes temen ser sorprendidos por un misil cuando están haciendo cosas esenciales, como ir a la tienda o conducir para recoger provisiones, ya que el conflicto sigue siendo especialmente duro para los civiles. Según las autoridades sanitarias, unos 24 israelíes murieron por disparos de cohetes iraníes en la primera semana del conflicto, mientras que más de 2.400 han recibido tratamiento médico por heridas. Todos eran civiles. Mientras tanto, grupos de derechos humanos iraníes con sede en el extranjero han informado de que al menos 657 personas habían muerto en Irán hasta el jueves.
"Si estás fuera, las instrucciones son que te tumbes en el suelo con las manos por encima de la cabeza, pero no creo que eso sirva de mucho". La noche del primer ataque de Irán, íbamos en coche hacia Haifa y vimos el cielo iluminarse con tantos misiles. No estábamos seguros de si parar porque hay alarmas por todo el país, y no sabes si es por la zona, si es más seguro seguir o parar en el arcén", añadió Nizan.
Como empresario, Nizan gestiona su equipo a distancia, a pesar de que se han levantado las restricciones laborales. "Dirijo una empresa de 12 personas. Todas las mañanas recibo llamadas preocupadas de mis colegas, que me dicen que tienen hijos asustados por un misil cercano o algo así, les cuesta concentrarse", añadió Nizan. "Me siento incomprendido por la gente que vive en Europa. Israel intensificó el conflicto porque Irán ha declarado repetidamente que quiere borrar a Israel de la faz de la Tierra. Sin embargo, el éxito de este conflicto abierto se medirá, por supuesto, en función de si esta lucha entre Israel e Irán continúa a largo plazo", concluyó Nizan.
Preocupaciones e inseguridades
Oriella, una profesora que vive en Tel Aviv, dijo a 'Euronews' que se siente "agotada": "No hay noches, tu cabeza está llena de preocupaciones e inseguridades, porque estás mentalmente agotada, porque llevamos años en guerra. En mi bloque de apartamentos tenemos un refugio, la gente comparte pequeñas charlas, pero en realidad no quieren hablar, están cansados de tener que conversar en mitad de la noche. Quieren dormir. Los niños del refugio charlan o lloran", dice Oriella, de 59 años. "No me gustan las guerras, creo en las soluciones diplomáticas; creo que eso es lo que deberíamos hacer con Irán. La gente está sufriendo tanto y ¿para qué? Para que haya guerras una y otra vez", suspira Oriella.
Zohran, de 35 años, vive en Tel Aviv y trabaja en el sector del ocio nocturno Sin embargo, su trabajo ha quedado en suspenso y ahora está esperando a ver si recibe alguna compensación económica del Gobierno, explicó. "Yo diría que estoy acostumbrado a tener mi vida en suspenso", dijo Zohran a 'Euronews'.
No tener un refugio en su edificio es una gran preocupación, añadió. "A dos minutos de mi piso hay un aparcamiento subterráneo. Así que corro hasta allí, con muchas otras personas. Aunque soy un firme opositor a Netanyahu, con esta guerra contra el régimen de Irán, la mayoría estamos con el Gobierno. Es una guerra contra un país cuyos dirigentes dicen que quieren destruirnos", concluyó Zohran.