Tradicionalmente orientados al mercado estadounidense, los bonos catastróficos ahora despiertan un interés cada vez mayor en todo el mundo.
Los bonos catastróficos, como su nombre sugiere, no son para inversores novatos. Aun así, estos títulos de alto rendimiento y alto riesgo despiertan un interés creciente a medida que se intensifican las catástrofes naturales.
Concebidos por primera vez para el mercado estadounidense en la década de 1990, los bonos catastróficos los emiten Gobiernos, aseguradoras o reaseguradoras para cubrir los costes de desastres naturales. Los inversores compran el instrumento con la expectativa de que no se active el pago, lo que les permitiría recuperar su dinero más una rentabilidad. En caso contrario, si un desastre natural activa el bono, el emisor retendrá el capital para cubrir las consecuencias.
"Desde la perspectiva de las aseguradoras y reaseguradoras, los bonos catastróficos dan acceso a una fuente alternativa de capital, más flexible que el capital en balance y dirigida a absorber tipos y capas concretas de riesgo", afirmó Brandan Holmes, vicepresidente y responsable sénior de crédito en Moody's Ratings. "Los bonos catastróficos también pueden ser más rentables que el reaseguro tradicional", dijo a 'Euronews'.
El atractivo de estos títulos ha ganado protagonismo a raíz de desastres recientes como el huracán Melissa en Jamaica. De forma crucial, los mercados de capitales ofrecen a los países una vía esencial para abaratar los seguros en un momento en que el gasto en ayuda en los países ricos cae. La reiteración de catástrofes naturales puede empujar a los Gobiernos a deudas inasumibles, sobre todo a medida que sube el coste de su servicio.
Para los inversores, el instrumento también tiene ventajas. No solo ofrece rentabilidades atractivas por su naturaleza arriesgada, sino que aporta diversificación de cartera por su limitada correlación con los mercados financieros. Esto significa que, cuando las acciones y los bonos tradicionales caen a la vez, una situación poco frecuente pero real, los bonos catastróficos brindan cierta protección. "Además suelen tener vencimientos relativamente cortos, lo que da a los inversores flexibilidad en sus decisiones de asignación de activos", señaló Holmes.
Condiciones de activación complejas
Según la firma de datos Artemis, el valor en circulación del mercado global de bonos catastróficos ronda los 57.900 millones de dólares (49.930 millones de euros). Pese al creciente riesgo climático, estos activos registraron rentabilidades históricamente fuertes en 2023 y 2024, del 20% y el 17% respectivamente.
Un factor que impulsa las rentabilidades es que los inversores solo pagan si se cumplen ciertas condiciones. Por ejemplo, cuando el huracán Beryl golpeó Jamaica el año pasado, el país no logró cobertura de bonos catastróficos porque la presión atmosférica no bajó de un determinado umbral. Por el contrario, tras el huracán Melissa de este año, Jamaica recibirá un pago completo de 150 millones de dólares (129,37 millones de euros) gracias a su seguro catastrófico del Banco Mundial.
Los analistas subrayan que las complejas condiciones que rodean a estos bonos hacen que el producto no sea adecuado para inversores inexpertos. "Hay que entender muy bien el riesgo transferido", dijo Maren Josefs, analista de crédito en S&P Global. Añadió: "Lo que también hemos visto recientemente es que algunos inversores presumen que están invirtiendo en eventos extremos, como un huracán o un terremoto muy grande. Pero en los últimos años, fenómenos de tamaño medio como tornados, incendios forestales o inundaciones se han producido con mayor frecuencia, de modo que algunos inversores se sorprendieron cuando perdieron dinero por este tipo de catástrofes naturales".
Los inversores institucionales son por ahora los principales compradores de bonos catastróficos. No obstante, los minoristas pueden obtener exposición indirecta al producto. A comienzos de este año debutó en la Bolsa de Nueva York el primer ETF del mundo que invierte en bonos catastróficos, lo que permite a los gestores de fondos agrupar las aportaciones de los inversores para adquirirlos. En la UE, no es sencillo que los no profesionales accedan a estos instrumentos, pero la exposición indirecta es posible a través de los UCITS, un tipo de fondo de inversión.
"El bono catastrófico que se emite, no hay manera de que un inversor minorista de Estados Unidos o de la UE pueda comprarlo sin más", dijo Johannes Schahn, asociado en Mayer Brown que asesora en emisiones de deuda. "Solo se ofrecen a inversores cualificados", continuó, "pero lo que ha ocurrido ocasionalmente es que los fondos de inversión invierten total o parcialmente en bonos catastróficos".
ESMA se pronuncia
Pese a sus ventajas, su disponibilidad podría reducirse aún más en la UE en los próximos años. Esto sigue a un informe de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA), remitido a la Comisión Europea este verano, que aconseja que los bonos catastróficos no se incluyan en los UCITS. El supervisor aclaró que los UCITS solo deberían mantener una pequeña exposición indirecta de hasta el diez por ciento a estos instrumentos.
Si bien la recomendación de ESMA ha encendido el debate sobre los riesgos de estos bonos para los inversores no profesionales, Kian Navid, responsable sénior de política de gestión de inversiones en ESMA, explicó a 'Euronews' que el consejo remitido a la Comisión no juzga el valor de estas inversiones.
"No es que el asesoramiento técnico de ESMA tome posición contra que los minoristas accedan a los bonos catastróficos per se. El consejo no trata de definir qué es una buena o mala inversión, sino que aporta datos y análisis de riesgo para la consideración de la Comisión Europea", explicó. "Sin embargo, en términos conceptuales, si se abriera la puerta a que los UCITS inviertan en activos alternativos, como los bonos catastróficos, por encima del diez por ciento, se correría el riesgo de difuminar la frontera entre los UCITS y los fondos de inversión alternativos (AIF)".
La decisión de la Comisión sigue pendiente y conllevará consultas públicas y más análisis de mercado en 2026. Aun así, está por ver si los bonos catastróficos se ajustan al gusto europeo.
"Es un producto establecido en el mercado de Estados Unidos y menos en Europa", dijo Patrick Scholl, socio en Mayer Brown. "No sé si hay muchos inversores interesados aquí... Pero si vemos más desarrollos impulsados por catástrofes en la región, podríamos ver más de estos productos en Europa".