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El futuro de Groenlandia en el aire: su independencia y soberanía energética, amenzadas por Trump

Un avión que transporta a Donald Trump Jr. aterriza en Nuuk, Groenlandia, el martes 7 de enero de 2025
Un avión que transporta a Donald Trump Jr. aterriza en Nuuk, Groenlandia, el martes 7 de enero de 2025 Derechos de autor  Emil Stach/AP
Derechos de autor Emil Stach/AP
Por Joanna Bailey & Euronews en español
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Los intereses de distintas potencias globales para hacerse con los recursos naturales de la isla han acaparado los focos sobre la isla ártica. Trump es el último actor político en interesarse por el territorio ártico, dependiente de Dinamarca.

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El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha comenzado a causar revuelo en Europa incluso antes de jurar su cargo.

Durante el pasado mes de diciembre, Trump publicó en su plataforma Truth Social lo siguiente: "Por razones de seguridad nacional y de la libertad en todo el mundo, Estados Unidos considera que la propiedad y el control de Groenlandia son una necesidad absoluta (...) "La gente se beneficiará enormemente cuando se convierta en parte de nuestra nación".

Desde entonces, los legisladores republicanos han presentado un proyecto de ley en la Cámara de Representantes que permitiría a Trump iniciar negociaciones para comprar Groenlandia. El proyecto legislativo se llama, en un nuevo giro populista, 'Ley para hacer que Groenlandia sea grande otra vez'.

El interés de Trump por Groenlandia no es nuevo. En 2019, durante su primer mandato, ya indicó su deseo de comprar la isla. En respuesta, la primera ministra danesa Mette Frederiksen lo calificó de “absurdo”, obligando a Trump a cancelar abruptamente un viaje planeado a la isla.

Pero el presidente electo no es el único que tiene los ojos puestos en Groenlandia: el cambio climático está haciendo que la isla más grande del mundo sea aún más atractiva para otras naciones. El derretimiento del hielo del Ártico está abriendo nuevas rutas de navegación y facilitando la extracción de minerales raros, muy codiciados de cara a la transición energética.

“Groenlandia no está a la venta. Groenlandia no es danesa: Groenlandia pertenece a Groenlandia. Espero firmemente que esto no se diga en serio”, ha declarado Frederiksen al periódico 'Sermitsiaq'. “Es una discusión absurda, y [la primera ministra de Groenlandia] Kim Kielsen ha dejado claro que Groenlandia no está a la venta. Fin de la discusión”.

Frederiksen ha repetido este mensaje durante una llamada de 45 minutos al presidente electo este miércoles. La mandataria danesa reiteró ante Trump que depende de Groenlandia decidir su propio futuro.

¿Por qué todo el mundo quiere controlar Groenlandia?

Trump no es el único que está volviendo a codiciar los recursos naturales de la isla ártica. A medida que las temperaturas derriten el hielo del Ártico, la posibilidad de realizar una nueva ruta marítima ártica entre Europa y Asia se hace cada vez más real. Esta hipotética travesía comercial sería mucho más corta que la del Canal de Suez, que cuenta con sus propios problemas geopolíticos.

China ya declaró en 2018 que quería crear una "Ruta de la Seda polar" mediante la construcción de nueva infraestructura en el Ártico. Una empresa china llegó a presentar una oferta para renovar tres aeropuertos en Groenlandia, aunque finalmente Groenlandia eligió a Dinamarca como socio.

Las empresas mineras australianas también han intentado hacerse con los recursos naturales del país. Energy Transition Minerals (ETM) solicitó, también en 2018, la extracción de minerales de tierras raras en el sur de la isla. El Gobierno groenlandés les negó la concesión de la licencia alegando preocupaciones ambientales, lo que provocó un litigio comercial que se mantiene vigente en la actualidad. La empresa minera solicita 11 mil millones de euros en compensación o el derecho a explotar las tierras árticas, que tanto Groenlandia como Dinamarca han rechazado.

Bajo la superficie rocosa de Groenlandia se encuentran algunas de las mayores reservas sin explotar de elementos de tierras raras como uranio, níquel, titanio y oro. En total, 25 de los 34 minerales considerados "materias primas críticas" por la Comisión Europea se encuentran en Groenlandia. Muchos son esenciales para acelerar la transición energética vigente . El cambio climático, que ha supuesto que la capa de hielo en Groenlandia sea más fina por un período más largo durante el año, ha facilitado su potencial explotación.

Explotar los recursos de Groenlandia no será fácil

Kvanefjeld, en el sur de la isla, tiene uno de los mayores depósitos de uranio y el tercer depósito de tierras raras más grande del mundo. Se cree que la zona aledaña de Kringlerne probablemente tenga el mayor depósito de minerales raros del mundo. “Creemos que la atención estadounidense se centra más en Kringlerne”, afirma Niels Henrik Hooge, portavoz de NOAH Friends of the Earth Denmark. “Estamos intentando detener el proyecto porque dañará el medio ambiente tanto como la explotación Kvanefjeld”.

Pero Hooge también señala que es poco probable que una toma de control de Groenlandia por parte de Trump tenga un impacto significativo en la minería. “El problema para el sector minero no son tanto las leyes ambientales como el alto coste de la explotación debido al clima ártico y la falta de infraestructura de Groenlandia”, explica. “En comparación con otras regiones ricas en minerales del mundo, seguiría costando demasiado extraer minerales en Groenlandia”.

Obtener permisos de minería en Groenlandia no es fácil, según los expertos. “El país cuenta con una legislación sólida en materia de materias primas”, afirma Bodil Karlshøj, directora ejecutiva de Transparency Greenland. “Las empresas mineras no son novatas, pero lo más importante es que todas reciban un trato igualitario y conforme a la ley cuando se solicitan permisos para prospecciones preliminares e investigaciones”.

Trump también pretende explotar los enormes recursos de petróleo y gas de Groenlandia, en su mayoría en alta mar, añade Hooge. “Esto podría plantear problemas similares: cuando el Gobierno de Groenlandia prohibió la extracción petrolífera y gasística hace un par de años, provocó un repentino interés comercial extranjero”.

Aunque el deseo de Trump de poseer Groenlandia puede estar más motivado por la vanidad que por los recursos naturales en sí, existen preocupaciones por las consecuencias ambientales de sus acciones.“Si Groenlandia se alinea más con la administración Trump, en nuestra opinión, toda la legislación ambiental en Groenlandia podría debilitarse, e incluso derogarse”, advierte Niels Henrik Hooge.

Pero, ¿quieren los groenlandeses ser estadounidenses?

Una reciente encuesta sobre política exterior en Groenlandia ofrece algunas pistas sobre las opiniones de los ciudadanos de la isla. Tanto la OTAN como la UE, además de una serie de países vecinos, fueron identificados como los socios preferentes de los groenlandeses. En el caso de EE. UU., el 59% de los groenlandeses dijeron que quieren más cooperación con este país, frente al 69% en 2021. El 23,5% quiere menos cooperación, frente al 18% de la encuesta anterior.

En comparación, Islandia, Canadá y el Consejo Ártico fueron elegidos por el 80% de los ciudadanos como lugares con los que les gustaría ver una cooperación más estrecha. "No queremos ser estadounidenses", ha dicho el primer ministro de Groenlandia, Múte Egede, en una entrevista con 'Fox News' este viernes, "No queremos ser parte de EE. UU., pero queremos una fuerte cooperación con este país."

“Creo que es útil e interesante para Groenlandia establecer vínculos fuertes con muchos países, incluido Estados Unidos”, dice Maliina Abelsen, exministra de finanzas y consultora de negocios en Groenlandia. “Sin embargo, esto no significa que sugiera que debamos ser parte de Estados Unidos en absoluto”.

La visita durante la semana pasada de Trump Jr a Nuuk, la capital groenlandesa, levantó muchas cejas en la isla. El hijo de Trump almorzó en el hotel Hans Egede, donde se le unieron numerosos groenlandeses que llevaban gorras MAGA (Hagamos América grande de nuevo) y parecían apoyar la invasión.

Sin embargo, un reportaje del periódico británico 'The Guardian' de este viernes sugiere que no eran exactamente ciudadanos voluntarios. El director del hotel, Jørgen Bay-Kastrup, declaró ante los periodistas que el equipo de Trump había invitado a personas sin hogar para que posasen ante las cámaras. “Son huéspedes que nunca habíamos visto antes en nuestro hotel, y probablemente nunca volveremos a ver porque está fuera de sus posibilidades económicas”, afirma Bay-Kastrup ante 'The Guardian'.

Aún con todo, algunos sectores de la sociedad groenlandesa ven bien tener vínculos más estrechos con EE. UU. Visit Greenland, el organismo de turismo de la isla, está trabajando para atraer más estadounidenses a la isla. “Desde una perspectiva turística, Estados Unidos es un mercado importante para Groenlandia”, dice Anne Nivíka Grødem, CEO de Visit Greenland. “Un ejemplo de este creciente interés es la decisión de United Airlines de establecer una ruta directa entre Nueva York y Nuuk. La ruta proporciona una conexión valiosa para que los viajeros estadounidenses exploren y experimenten Groenlandia”.

¿Quieren los groenlandeses independizarse de Dinamarca?

El primer ministro Múte Egede persigue la independencia de Dinamarca como uno de sus objetivos principales. En su discurso de año nuevo a principios de enero, pidió que se eliminen las “cadenas” del colonialismo e insinuó la posibilidad de un referéndum en 2025.

Cuando se le preguntó si los groenlandeses votarían por su independencia, Egede respondió: “Depende del pueblo groenlandés decidir cuándo queremos ser independientes, y creo que es importante ver que si Groenlandia da esos pasos". Egede añadió el siguiente matiz: "Siempre seremos parte de la alianza occidental y un socio fuerte para EE. UU., porque su seguridad es nuestra seguridad”.

Egede agregó que los groenlandeses no quieren ser daneses ni estadounidenses, sino parte de la alianza occidental como pueblo groenlandés. “Si queremos que nos escuchen y nos tomen en serio, debemos evitar cambiar una forma de cadenas coloniales por otra”, enfatiza Maliina Abelsen. “Es fundamental que no nos ciegue el dinero ni las oportunidades a corto plazo, sino que aprovechemos este momento para entablar un diálogo honesto y constructivo con Dinamarca”.

“Por supuesto, la independencia es el objetivo. ¿Quién no querría ser dueño de su propia casa?, insiste Abelsen. “Pero al mismo tiempo, debemos darnos el espacio para un debate público abierto y profundo. Hay preguntas que debemos responder por nosotros mismos y que no deberían venir dictadas por ofertas del exterior”.

Pero ¿es la independencia una perspectiva realista en el clima actual? “No es realista ahora desde el punto de vista económico”, dice Abelsen, “pero al establecer más comercio y conexiones con otros países, crearemos una economía más sólida”.

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