La rápida intensificación del huracán se ha relacionado con unas aguas oceánicas inusualmente cálidas, que el cambio climático ha hecho cada vez más probables. En Europa noroccidental se sentirán sus efectos pero ya como tormenta.
El huracán Erin se convirtió el viernes 15 de agosto en el primer huracán atlántico de la temporada anual, pasando de categoría 1 a 5 en poco más de 24 horas. Se trata de una de las intensificaciones tormentosas más rápidas registradas en el Atlántico, aunque su fuerza ha ido fluctuando.
Los científicos han relacionado la rápida intensificación de los huracanes atlánticos con el cambio climático. El calentamiento global hace que la atmósfera retenga humedad y que las temperaturas oceánicas aumenten, ingredientes clave para que una tormenta cobre fuerza. Las aguas cálidas proporcionan más combustible para que los huracanes desaten más lluvia y se fortalezcan más rápidamente.
Un análisis preliminar realizado por la ONG Climate Central afirma que la rápida intensificación de Erin el sábado se produjo cuando el huracán se desplazó sobre "aguas oceánicas inusualmente cálidas", lo que es hasta 100 veces más probable debido al cambio climático.**
Los meteorólogos afirman que Erin es "inusualmente grande" y se espera que aumente de tamaño, fluctuando entre vientos de categoría 2 y 3 a medida que se desplace hacia el norte. No se prevé que toque tierra, pero sí que en los próximos días provoque corrientes, olas e inundaciones potencialmente mortales en las Bahamas, las Bermudas y las costas atlánticas de Estados Unidos y Canadá.
¿Sentirá Europa los efectos del huracán Erin?
A medida que Erin se adentre en aguas más frías del Atlántico, dejará de tener la energía necesaria para mantenerse como huracán y se transformará en un sistema de bajas presiones extratropical o postropical. Esto significa que seguirá siendo una tormenta, obteniendo su energía del choque de masas de aire frío y caliente en lugar del agua caliente del océano.
Según las previsiones, es muy probable que los restos de Erin afecten a partes de Europa occidental, incluidos Reino Unido e Irlanda. La Oficina Meteorológica del Reino Unido afirma que existe la posibilidad de que el tiempo se vuelva más inestable hacia finales de este fin de semana.
"Estamos observando de cerca la trayectoria de Erin, con la posibilidad de que el Reino Unido sienta sus efectos en algún momento de la próxima semana, trayendo una zona de bajas presiones al Reino Unido y condiciones más inestables", explica el meteorólogo jefe adjunto Stephen Kocher. "Aún hay mucha incertidumbre en el pronóstico, pero es posible que veamos algo de tiempo húmedo y ventoso para la última semana de agosto.