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El mundo está lejos de cumplir su meta de deforestación cero para 2030, alerta un informe global

Según un nuevo informe, los compromisos mundiales en materia de deforestación se quedan cortos
Según un nuevo informe, los compromisos mundiales en materia de deforestación se quedan cortos Derechos de autor  Roya Ann Miller/Unsplash
Derechos de autor Roya Ann Miller/Unsplash
Por Craig Saueurs
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El mundo está lejos de cumplir su meta de deforestación cero para 2030. Un nuevo informe advierte que en 2024 se perdieron más de ocho millones de hectáreas de bosque, lo que agrava la crisis climática a las puertas de la COP30 de la ONU en Brasil.

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Los esfuerzos globales para detener la deforestación se están quedando muy por detrás de los objetivos, según un nuevo e importante informe que concluye que el mundo está a casi dos tercios de distancia de cumplir su meta de deforestación cero para 2030.

La Evaluación de la Declaración Forestal 2025, publicada hoy por una coalición de grupos de investigación y ONG, revela que en el último año se perdieron de forma permanente 8,1 millones de hectáreas de bosque, una superficie equivalente a la mitad de Inglaterra. Esa cifra supera en más de tres millones de hectáreas el límite anual necesario para alcanzar los objetivos fijados para 2030.

El ritmo de pérdida es incluso mayor que el registrado en 2021, cuando los líderes mundiales renovaron su compromiso de poner fin a la deforestación. "Cada año, la brecha entre los compromisos y la realidad es mayor", advirtió Erin Matson, una de las autoras principales del informe. "Los bosques son infraestructuras no negociables para un planeta habitable. No protegerlos pone en riesgo nuestra prosperidad colectiva".

Las conclusiones llegan pocas semanas antes de la COP30 en Belém (Brasil), la primera cumbre climática de la ONU celebrada en la Amazonia, donde la financiación internacional para la protección de los bosques será uno de los temas centrales.

Compromisos adquiridos, promesas incumplidas

En 2021, los líderes mundiales firmaron la Declaración de los Líderes de Glasgow sobre los Bosques y el Uso de la Tierra, comprometiéndose a poner fin a la pérdida de bosques y a restaurar 350 millones de hectáreas de tierras degradadas para finales de la década.

El nuevo análisis muestra que la pérdida global de bosques sigue siendo un 63% superior a lo permitido para cumplir esos objetivos, y que la deforestación continúa acelerándose en regiones clave.

Solo los incendios destruyeron 6,7 millones de hectáreas de bosque en 2024, principalmente en América Latina, el Sudeste Asiático y África. Estos incendios liberaron unas 3.100 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero, casi el 150% de las emisiones anuales del sector energético de Estados Unidos.

"Las investigaciones demuestran que los bosques degradados son mucho más propensos a ser deforestados en el futuro", explicó Ivan Palmegiani, de Climate Focus, uno de los socios del estudio. "Sin embargo, como la degradación es más difícil de rastrear que la tala directa, a menudo pasa desapercibida o se informa de manera inexacta".

El problema del dinero frena el cambio

Aunque los negociadores del clima han destacado durante años la importancia de proteger los bosques, el informe advierte de que los incentivos financieros siguen favoreciendo su destrucción.

Entre 2017 y 2022, la financiación pública internacional para la protección forestal promedió apenas 5.000 millones de euros al año, frente a los 353.000 millones de euros en subsidios que se siguen destinando cada año a industrias que contribuyen a la deforestación, como la agricultura intensiva, la minería y la tala.

"Los esfuerzos para proteger los bosques no tendrán ninguna oportunidad mientras nuestro sistema económico siga recompensando los beneficios rápidos de su destrucción", señaló Franziska Haupt, socia de Climate Focus. "Con demasiada frecuencia vemos soluciones superficiales, como campañas de reforestación o compromisos voluntarios sin seguimiento, que parecen positivas sobre el papel, pero no cambian las estructuras que perpetúan el problema".

Los autores también apuntan a la falta de coordinación como un obstáculo para lograr avances significativos. "Cuando los líderes adoptan medidas para detener la pérdida de bosques, ya sea a través de cadenas de suministro o de nuevas regulaciones, suelen hacerlo de manera aislada", añadió Haupt.

Pero hay señales de esperanza

El informe también identifica avances alentadores en algunos países y regiones. Bajo el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, Brasil ha logrado reducir drásticamente la deforestación amazónica desde 2023 y está promoviendo nuevas iniciativas para reformar la financiación forestal global, incluida una propuesta de Mecanismo para Bosques Tropicales para Siempre que busca atraer inversión privada al sector reduciendo los riesgos asociados.

La República Democrática del Congo, por su parte, ha aprobado su primera ley nacional de ordenación del territorio, que reconoce los derechos comunitarios sobre la tierra y amplía las salvaguardas medioambientales a gran parte de la selva tropical de la cuenca del Congo, uno de los mayores sumideros naturales de carbono del planeta.

En América Latina también avanza la implementación del Acuerdo de Escazú, un tratado regional que garantiza el acceso público a la información ambiental, la participación ciudadana en las decisiones ecológicas y la protección de los defensores del medio ambiente.

¿Podrá cumplir la COP30?

Un total de 34 países han lanzado recientemente una Hoja de Ruta para la Acción sobre Financiación Forestal, destinada a superar obstáculos estructurales como las subvenciones perjudiciales y la deuda soberana.

El plan, elaborado con vistas a la COP30, incluye seis medidas para cubrir el déficit anual de 58.000 millones de euros necesario para detener la deforestación tropical de aquí a 2030. Entre ellas destacan la movilización de inversión privada, la alineación del gasto empresarial con los objetivos forestales y la reforma de incentivos económicos.

El objetivo principal es convertir compromisos como la Declaración de Glasgow en resultados tangibles. Los activistas esperan que, si la COP30 logra sincronizar estas reformas con las promesas existentes, pueda marcar un punto de inflexión en la lucha contra la deforestación.

"Las cifras globales son desalentadoras, pero el futuro de los bosques no tiene por qué serlo", concluyó Matson. "Si la COP30 cumple su promesa, el año que viene podríamos estar contando una historia muy diferente: una historia de progreso real".

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