El bloque se prepara ante ciberataques cada vez más dañinos a la vez que reconoce su incapacidad para protegerse sin la ayuda del sector privado.
La Unión Europea quiere dotarse de un escudo contra los ciberataques.
Las amenazas informáticas se han vuelto más habituales, más potentes y más dañinas... Y se han convertido en uno de las principales peligros para la Unión Europea. El sistema de defensa se basará en la prevención y la detección de los ciberataques gracias a un "ciberescudo" paneuropeo formado por centros publico-privados.
Lo que implica confiar parte de la defensa a empresas privadas... Y obligar a los estados miembro a colaborar. "Nadie puede resolver esto solo. No se pueden tener preparados recursos suficientes porque no se sabe cuándo puede producirse un ciberataque total", ha apuntado la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager. La política ha recordado que se han visto ataques "al sistema sanitario irlandés. Hemos visto ataques que han pasado meses sin ser descubiertos, en los que se ha accedido a ministerios extranjeros...".
Además, la Unión Europea va a poner en marcha un mecanismo de emergencia capaz de responder a los ataques una vez sean una realidad. Esto pasa por dotarse de una resera de expertos y empresas certificados que se encargarían de neutralizar la amenaza.
La organización de empresas digitales europeas cree que su colaboración es clave. "No hay ninguna posibilidad de que el sector público sea capaz de hacerlo por sí mismo", ha advertido Cecilia Bonefeld Dahl, directora general de Digital Europe. Para Dahl, los organismos públicos "nunca tendrán acceso a las competencias que tenemos nosotros".
Para las empresas la ciberseguridad "se trata de un ámbito en el que tenemos un interés totalmente coincidente en disponer de un ciberespacio y hacer frente a las amenazas híbridas de forma común".
La propuesta se financiará con 1.100 millones de euros, de los cuales dos tercios provendrán del presupuesto europeo. El texto será ahora revisado por los Estados miembros y el Parlamento Europeo antes de entrar en vigor.