El recuento está marcado por un empate entre los tres principales partidos del país.
El primer día de recuento de votos de las elecciones nacionales irlandesas ha concluido con el sondeo oficial a pie de urna publicado tras el cierre de las urnas, que apunta a un reñido empate entre los tres principales partidos políticos del país.
El escrutinio comenzó este sábado a las 10:00 en los centros de recuento de todo el país, dando comienzo a un maratoniano ejercicio de recuento de votos para contabilizar los resultados.
El sondeo a pie de urna, realizado por Ipsos B&A y publicado por la radiotelevisión pública 'RTÉ', sugiere que el apoyo de los votantes se reparte de forma bastante equilibrada entre los tres grandes partidos -Fine Gael, Fianna Fáil y Sinn Féin-, así como entre varios partidos más pequeños que van desde la izquierda a la extrema derecha.
El sondeo sitúa en primer lugar a la oposición de centro-izquierda, Sinn Féin con un 21,1% de los votos. Le sigue el partido de centro-derecha Fine Gael, con el 21% y en tercer lugar el partido de centro-derecha, Fianna Fáil, con el 19,5%.
¿Cuál es el resultado final de las elecciones?
A primera hora de la mañana del domingo, una vez finalizado el recuento de votos, 'RTÉ' anunció que se habían cubierto 36 de los escaños del Parlamento irlandés (Dáil). 11 escaños han sido ocupados por candidatos del Fine Gael, 9 por el Fianna Fáil, 8 por el Sinn Féin y el resto por candidatos independientes o que representan a partidos más pequeños.
Aunque el Sinn Féin, que aspira a reunificar Irlanda del Norte con la República de Irlanda independiente, podría convertirse en el partido más numeroso del Dáil, de 174 escaños, es posible que tenga dificultades para conseguir suficientes socios de coalición para formar gobierno.
El partido logró un sorprendente avance en las elecciones de 2020, superando el voto popular, pero se quedó fuera del gobierno porque Fianna Fáil y Fine Gael se negaron a trabajar con él, alegando sus políticas izquierdistas y sus lazos históricos con el grupo militante Ejército Republicano Irlandés (IRA) durante tres décadas de violencia en Irlanda del Norte.
El Gobierno saliente estaba dirigido por los dos partidos que han dominado la política irlandesa durante el último siglo: Fine Gael y Fianna Fáil. Tienen políticas de centro-derecha similares, pero son rivales desde hace mucho tiempo, con orígenes en bandos opuestos de la guerra civil irlandesa de 1920.
Según el sistema irlandés de representación proporcional, cada una de las 43 circunscripciones elige a varios legisladores, según las preferencias de los votantes. Esto facilita relativamente la obtención de escaños a los partidos más pequeños y a los candidatos independientes con más seguidores locales.
El coste de la vida y el acceso a una vivienda dominaron la campaña
Irlanda padece una grave escasez de vivienda, herencia de no haber construido suficientes casas nuevas durante los años de auge del 'Tigre Celta' y de la recesión económica que siguió a la crisis financiera mundial de 2008. El resultado es un aumento vertiginoso de los precios de la vivienda, de los alquileres y del número de personas sin hogar.
Enredada con la cuestión de la vivienda está la inmigración, un reto bastante reciente para un país definido durante mucho tiempo por la emigración. Entre los recién llegados figuran más de 100.000 ucranianos desplazados por la guerra y miles de personas que huyen de la pobreza y los conflictos en Oriente Medio y África.
Este país de 5,4 millones de habitantes ha tenido problemas para albergar a todos los solicitantes de asilo, lo que ha dado lugar a campamentos de tiendas de campaña y centros de acogida improvisados que han suscitado tensiones y protestas.
A diferencia de muchos países europeos, Irlanda no cuenta con un partido de extrema derecha significativo, pero las voces de extrema derecha en las redes sociales tratan de avivar la hostilidad hacia los migrantes y los candidatos independientes contrarios a la inmigración confían en ganar las elecciones en varios distritos.