Según un estudio realizado por PAN Europe en 10 Estados miembros de la UE, en el vino hay trazas de TFA, un residuo de PFAS, sustancias químicas perjudiciales para la salud.
El vino europeo no es inmune a los contaminantes eternos. Estas son las conclusiones de un estudio publicado el miércoles por PAN Europa (Pesticide Action Network Europe, por sus siglas en inglés, Red Europea de Acción contra los Plaguicidas en español). El documento de la ONG destaca un aumento de la molécula TFA, un residuo PFAS, en las botellas europeas compradas en los supermercados.
El estudio, realizado en 10 países productores de vino de la UE, revela niveles a veces 100 veces superiores a los encontrados en el agua potable, según la ONG, que alerta de la contaminación de múltiples fuentes. "Así que todos estos gases fluorados que volvemos a encontrar en nuestros sistemas de refrigeración están muy presentes y de hecho se emiten a la atmósfera", explica Salomé Roynel, responsable de políticas de PAN Europa.
"En cuanto a la contaminación de las aguas subterráneas, sabemos que la principal fuente son los pesticidas PFAS, porque estas sustancias se pulverizan directamente sobre el suelo, contaminan los cultivos y acaban en las aguas subterráneas", añade la responsable de políticas de PAN Europa.
Un punto de inflexión en 1988
Investigar el vino permite hacer un estudio cronológico y retroceder en el tiempo. La ONG señala que no había rastros de AGT (Ácidos Grasos Trans) en el vino antes de 1988. Pero a partir de esa fecha, el aumento se hace gradual y se acelera a partir de 2010. Según PAN Europa, este cambio a finales de los años 80 se explica por la firma del Protocolo de Montreal, cuyo objetivo era proteger la capa de ozono mediante la eliminación progresiva de sustancias químicas.
"Fue el Protocolo de Montreal el que condujo al uso de gases fluorados que emiten TFA, y también fue el periodo en el que se desarrollaron los pesticidas PFAS", señala Salomé Roynel que afirma: "Podemos ver una clara coincidencia entre el crecimiento de la polución o contaminación de los vinos por AGT y el crecimiento del uso de gases fluorados y pesticidas PFAS".
Toxicidad para los fetos de conejo
PAN Europa también explica que ha encontrado trazas de TFA en vinos ecológicos. Por ello, la ONG pide un enfoque preventivo, ya que esta molécula es "una sustancia que ha permanecido fuera del radar durante mucho tiempo. Hay muy pocos estudios sobre su toxicidad", admite Salomé Roynel.
"Sin embargo, estudios recientes realizados por la industria han demostrado efectos nocivos en fetos de conejo, lo que sugiere toxicidad reproductiva y, por tanto, efectos en el desarrollo fetal", prosigue Roynel y reconoce que es posible deshacerse de las moléculas de AGT. Sin embargo, la tecnología es costosa, consume mucha energía y requiere agua. Esto plantea la cuestión del uso posterior de esta agua tratada y contaminada.
PAN Europa aprovecha este informe para hacer un llamamiento a los Estados miembros de la Unió Europea. Los 27 tienen previsto reunirse el mes que viene para negociar la posibilidad de prohibir un plaguicida PFAS.