El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, advirtió que Rusia está produciendo cuatro veces más munición que todos los países aliados juntos, pese a tener una economía 25 veces menor. Moscú fabricó 4,5 millones de proyectiles en 2024, mientras la OTAN apenas alcanzó 1,2 millones.
En un discurso pronunciado en Londres el mes pasado, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, repitió una advertencia que ha hecho en público al menos tres veces este año: la alianza occidental va muy por detrás de Moscú en la producción de munición.
Rutte, que asumió la jefatura de la OTAN en octubre del año pasado, repitió a continuación la misma advertencia. "Permítanme repetirlo de nuevo. La economía de la OTAN es 25 veces mayor que la de Rusia. Es de 50.000 millones, y la economía rusa es de 2.000 millones. Esa última economía está produciendo cuatro veces más munición que la que está produciendo toda la OTAN en este momento", dijo.
Hemos contrastado sus afirmaciones con los datos disponibles. Descubrimos que, aunque la producción de munición de Moscú puede haber sido aproximadamente cuatro veces superior a la de la Alianza en 2024, existen indicios de que la diferencia podría estar reduciéndose.
¿Qué sabemos sobre la capacidad de producción de munición rusa?
La información sobre la capacidad de producción militar de Moscú está clasificada. Las estimaciones de los expertos se basan en declaraciones de funcionarios, filtraciones de inteligencia y datos históricos. Podemos afirmar con certeza que Moscú ha aumentado considerablemente su producción de municiones desde que lanzó su invasión a gran escala de Ucrania en 2022, superando a sus homólogos occidentales.
El servicio de Inteligencia exterior de Estonia estima que Rusia produjo o reacondicionó 400.000 cartuchos de artillería en 2022, multiplicando su producción más de 11 veces para producir 4,5 millones de cartuchos en 2024. Un análisis de la consultora Bain & Company para 'Sky News' en mayo de 2024 llegó a la misma conclusión, situando el número total de proyectiles producidos o reacondicionados en 2024 en una cifra estimada de 4,5 millones de cartuchos.
Rusia produce principalmente proyectiles de artillería de 122 mm y 152 mm, mientras que el proyectil estándar de la OTAN tiene un diámetro ligeramente mayor, de 155 mm, y se utiliza principalmente en los sistemas occidentales de obuses, como los que los aliados proporcionan a Kiev. El análisis de Bain & Company estima que el proyectil de 152 mm preferido por Moscú es también unas cuatro veces más barato de producir: 1.000 dólares (860 euros) por proyectil frente a los 4.000 dólares (3.430 euros) del proyectil de 155 mm estándar de la OTAN.
También se cree que las reservas de munición de las que dispone Moscú son mayores que su propia capacidad de producción debido a las reservas que importa de sus aliados. Según informes de los medios de comunicación que citan información de la Inteligencia surcoreana filtrada esta semana, Corea del Norte ha suministrado a Rusia 12 millones de cartuchos de 152 mm para su uso en Ucrania.
Aunque esta cifra no puede verificarse de forma independiente, las imágenes por satélite analizadas por el 'Wall Street Journal' el pasado mes de diciembre mostraban indicios de una importante ampliación de las instalaciones de producción en Corea del Norte, así como un aumento de los envíos a Rusia.
¿Cómo se compara con la capacidad de la OTAN?
Hemos comprobado las declaraciones de Rutte analizando la capacidad comparativa de producción de munición de los aliados europeos y de EE.UU., los principales fabricantes de la OTAN. Según el Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, con sede en Berlín, en 2024 Europa y Estados Unidos produjeron unos 1,2 millones de proyectiles al año, frente a los 4,5 millones de Rusia.
Estas estimaciones coincidirían aproximadamente con la afirmación de Rutte de que Rusia produce anualmente cuatro veces más munición que sus homólogos de la OTAN. Sin embargo, la alianza occidental pretende reducir drásticamente la diferencia en 2025.
La Comisión Europea ha fijado el objetivo de aumentar la producción de munición a dos millones de cartuchos al año en 2025, mientras que Estados Unidos pretende alcanzar un nuevo objetivo de 100.000 cartuchos al mes para octubre. Otros aliados, como Noruega, el Reino Unido y Canadá, también están tratando de impulsar las cadenas de suministro.
Aunque alcanzar estos objetivos supondría para la OTAN un importante recorte de la distancia que la separa de Rusia, los aliados occidentales han tenido dificultades en el pasado para cumplir sus promesas. La Unión Europea no cumplió su objetivo de suministrar a Ucrania un millón de proyectiles de artillería antes de marzo del año pasado, lo que llevó a la República Checa a encabezar una campaña internacional de recaudación de fondos para conseguir más munición para Kiev, que desde entonces ha conseguido la participación de 16 países.
Desde entonces, la iniciativa checa ha entregado 1,6 millones de proyectiles a Ucrania. El ministro checo de Asuntos Exteriores declaró en mayo que se había conseguido financiación para mantener el programa hasta 2026, pero que su futuro dependía de las elecciones parlamentarias previstas para octubre.
¿Está el retraso occidental poniendo en peligro la resistencia ucraniana?
Tampoco está claro qué cantidad de esas reservas occidentales se enviará a Ucrania en 2025. El Gobierno de Kiev ha dicho anteriormente que necesita unos 200.000 cartuchos al mes para poder resistir los asaltos rusos en la línea del frente. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, declaró recientemente que Ucrania espera recibir este año unos tres millones de proyectiles de artillería de sus aliados, incluidos 1,8 millones del programa liderado por la República Checa.
Pero occidente, y en particular Europa, sigue luchando por reactivar su industria de municiones. Los explosivos -el núcleo esencial de los proyectiles- escasean y solo una fábrica en Polonia produce actualmente trinitrotolueno o TNT. Los objetivos occidentales también están muy por detrás de los rusos, a pesar de que la economía rusa es casi 25 veces menor que el tamaño combinado de las economías de la OTAN.