En Hamburgo, un proyecto energético pionero muestra que las ciudades pueden volverse climáticamente neutrales al capturar el calor que, de otro modo, se desperdiciaría. Al utilizar el calor residual de la producción de cobre, la ciudad ahora suministra calor limpio a su sistema de calefacción urbana
A tan solo unos kilómetros del centro de Hamburgo, la empresa multimetalúrgica Aurubis produce más de 400.000 toneladas de cobre al año. Durante el proceso de refinación, el azufre de los concentrados de cobre reacciona con el oxígeno y forma ácido sulfúrico, un subproducto valioso. Esta reacción química también libera grandes cantidades de calor, que ahora se transfieren al agua y se distribuyen a través de la red de calefacción urbana de la ciudad.
Del calor desperdiciado al calentamiento de las casas
Antes de implementar este sistema, la energía térmica no tenía ningún uso.
«Tomábamos agua del río Elba y enfriábamos el calor generado durante el proceso. No se utilizaba para nada. Era un desperdicio», explica el doctor Holger Klaassen, director de asuntos corporativos de energía y clima en Aurubis.
Todo eso cambió cuando el proveedor de energía Enercity Contracting se asoció con Aurubis con el plan de canalizar el calor hacia el sistema de calefacción urbana de Hafencity East, una zona residencial en crecimiento que alguna vez fue parte del puerto de la ciudad.
Las dos empresas invirtieron más de 20 millones de euros para hacer realidad el proyecto.
«Hacía falta una modernización total de la planta de contacto donde se produce el ácido sulfúrico. Necesitábamos un gran intercambiador de calor, bombas, tuberías, acero muy especial y piedras capaces de absorber el calor combinado con el ácido», comenta el doctor Klaassen.
Enercity Contracting construyó una estación de energía para almacenar y bombear agua caliente además de una caldera a gas para respaldar el sistema durante los tiempos de inactividad de la producción de cobre. Ahora, un oleoducto de 3,7 kilómetros conecta las instalaciones de Aurubis directamente con la ciudad.
Un modelo replicable para ciudades más ecológicas
El proyecto de calor residual industrial de Hamburgo es único, en parte, debido a la proximidad de la fundición de cobre a la ciudad y la disponibilidad de calor residual libre de CO₂.
Aun así, el doctor Klaassen cree que el modelo se podría replicar en otras ciudades. «Lo que ayudaría a hacerlo más viable a nivel económico sería incentivar la producción o el uso de calor libre de CO2, por ejemplo, proporcionando asignaciones gratuitas en el sistema europeo de comercio de emisiones o desarrollando algún tipo de mercados verdes», concluye.