El aumento del calor ya está afectando a la economía europea, y los investigadores advierten de que las pérdidas de PIB y productividad empeorarán en las próximas décadas.
El año pasado fue el más cálido registrado tanto en Europa como en el resto del mundo, con temperaturas que superaron todos los niveles anteriores desde 1850. A escala mundial, los últimos diez años también marcan la década más cálida jamás registrada. Europa es el continente que más rápido se calienta de la Tierra, con un aumento de la temperatura que duplica la media mundial desde los años ochenta, según el informe sobre el estado del clima en Europa.
Varios estudios muestran que la creciente frecuencia de las olas de calor ya está teniendo repercusiones significativas en la economía europea, provocando pérdidas en el PIB y en la productividad laboral. Los expertos advierten de que estas repercusiones económicas aumentarán considerablemente en las próximas décadas.
Los efectos del aumento de las temperaturas varían considerablemente en Europa, pero 'Euronews' desglosa qué países se enfrentan a las mayores pérdidas de PIB y productividad laboral. David García-León y sus colegas, en un estudio publicado en 'Nature Communications', examinaron las olas de calor durante cuatro años excepcionalmente calurosos, 2003, 2010, 2015 y 2018, y compararon sus impactos con la línea de base histórica de 1981 a 2010.
En esos años seleccionados, los daños económicos totales estimados de las olas de calor oscilaron entre el 0,3% y el 0,5% del producto interior bruto (PIB) de Europa, abarcando la UE27, el Reino Unido y los países de la AELC. Esto representa entre 1,5 y 2,5 veces las pérdidas económicas anuales medias por calor extremo durante el periodo 1981-2010, que se situaron en torno al 0,2% del PIB. Estas estimaciones suponen que no se aplican medidas adicionales de mitigación o adaptación.
Según el artículo, se prevé que las pérdidas económicas medias por olas de calor aumenten desde la media histórica del 0,21% del PIB (1981-2010) hasta el 0,77% en 2035-2045, el 0,96% en 2045-2055, y más allá del 1,14% en la década de 2060. Estas predicciones podrían cambiar en función de cuánto varíen las cifras respecto a la media. El gráfico anterior, basado en datos compartidos con 'Euronews' por García-León, ilustra el rango entre los escenarios previstos menos y más severos.
El sur de Europa se enfrenta a las mayores pérdidas
Países como Chipre, Croacia, Portugal, Malta, España y Rumanía presentan las mayores pérdidas económicas previstas, con impactos que alcanzan o superan el -2,5% del PIB en el periodo 2055-2064. También se prevé que Grecia e Italia (-2,17% ambas) y Francia (-1,46%) sufran pérdidas significativas para la década de 2060. Todos estos países ya son vulnerables debido a sus climas más cálidos y se prevé que sufran los aumentos más drásticos de los daños por olas de calor.
El Reino Unido e Irlanda, los menos afectados
Reino Unido, Irlanda, Dinamarca, Países Bajos y Bélgica muestran impactos relativamente menores en el PIB, manteniéndose en general por debajo del, 0,5% incluso en los peores escenarios futuros. Sin embargo, casi todos los países, incluso en las regiones más frías, muestran una tendencia constante a la baja, lo que indica un empeoramiento de los efectos a lo largo del tiempo.
La OCDE revela las posibles pérdidas de productividad laboral
El informe 2024 de la OCDE elaborado por Hélia Costa y sus colegas, que abarca 23 países, incluidos 21 europeos, además de Japón y Corea del Sur, revela que las altas temperaturas reducen la productividad laboral. La investigación se basa en datos meteorológicos detallados e información financiera de más de 2,7 millones de empresas entre 2000 y 2021.
Constatan que tanto el aumento del número de días de altas temperaturas como la aparición de olas de calor reducen sustancialmente la productividad laboral. Sus estimaciones de referencia muestran que diez días adicionales por encima de una temperatura de 35°C durante un año se traducen en una reducción del 0,3% de la productividad laboral anual de las empresas. Cuando la temperatura es superior a 30°C, la reducción es del 0,2%.
Cuando la temperatura es superior a 40ºC, el impacto aumenta bruscamente, reduciendo la productividad en más de un 1,5%, hasta alcanzar el 1,9%. Los efectos oscilan entre el -1,1% y el -2,7%, lo que sugiere que, en este escenario más extremo, las pérdidas pueden superar el 2,5%.
España, la más afectada por el estrés térmico
Las simulaciones de la OCDE también revelaron las pérdidas potenciales de productividad debidas al estrés térmico en los distintos países en el periodo de muestra y en el futuro. España registró el mayor cambio en la productividad laboral debido al aumento de los días de estrés térmico, con un descenso del 0,22% entre los periodos 2000-2004 y 2017-2021. Le siguieron Francia y Hungría, cada uno con una pérdida del 0,13%. Otros países con pérdidas del 0,1% o más son Eslovaquia, Bulgaria, Eslovenia, Italia, Polonia y Rumanía.
Cuando el estrés térmico se asocia a un aumento de la temperatura de 2°C en la simulación, que representa las condiciones futuras, el nivel de pérdidas de productividad aumenta bruscamente. La simulación sugiere que la productividad laboral podría caer más de un 0,8% en España, y alrededor de un 0,5% en Italia y Bulgaria. En cambio, se prevé que los países septentrionales como Dinamarca y Finlandia sufran las menores pérdidas.
Entre las cinco economías más grandes de Europa, el Reino Unido es la que muestra sistemáticamente el menor descenso de la productividad en ambos escenarios.
¿Están prestando atención los países europeos?
David García-León, asesor científico del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación español, señala que algunas prácticas de adaptación ya son habituales en Europa. Por ejemplo, los trabajadores al aire libre suelen cambiar su horario de trabajo durante los meses de verano y hacer pausas obligatorias para evitar el estrés térmico.
"Estas prácticas tendrán que extenderse inevitablemente a regiones más septentrionales a medida que las olas de calor sean más frecuentes e intensas", declaró a 'Euronews Business'.
Según él, algunos países ya han puesto en marcha herramientas como sistemas localizados de alerta precoz de calor extremo, pero es necesario ampliarlas a toda Europa. Hélia Costa, economista de la OCDE, señaló que muchos han aplicado o propuesto medidas como la regulación del trabajo al aire libre durante las olas de calor.
Recomendaciones políticas de los expertos
Costa ofreció dos prioridades políticas fundamentales. "En primer lugar, la necesidad urgente de mantener y ampliar los esfuerzos de mitigación del cambio climático para frenar el aumento de la intensidad y la frecuencia de las olas de calor y, de este modo, reducir los daños en su origen", declaró a 'Euronews Business'.
"En segundo lugar, subrayamos la importancia de adoptar medidas de adaptación, como mejorar la ventilación de los lugares de trabajo, ajustar los horarios laborales para evitar los picos de calor o ampliar los espacios verdes urbanos para reducir la temperatura ambiente", añadió. García-León subrayó que las medidas anteriores ya no son suficientes, dada la creciente frecuencia e intensidad de los episodios de calor extremo.
"Las políticas de salud laboral deben complementarse con políticas públicas más amplias que apoyen el diseño de planes locales de adaptación. Por ejemplo, las medidas de planificación urbana y espacial son esenciales para mitigar el efecto isla de calor", afirmó. Los países europeos más afectados por el cambio climático varían considerablemente.