La tecnología puede salvarnos de una riada. Tras las inundaciones de 2002 en Europa Central, que dejaron 232 muertos, el reto es prevenir estas catástrofes con infraestructura puntera. Descubrimos, en Alemania, cómo funciona una presa inteligente.
“En Döbeln, la velocidad de la corriente era tan fuerte que los que no lograron salir a tiempo del centro se aferraban a postes de luz y paredes de las casas. Ni siquiera los botes inflables pudieron rescatarles porque el agua los arrastraba”, nos explica Axel Bobbe, ingeniero y jefe de operaciones del Norte de Sajonia y la región de Leipzig para la Administración de Embalses del Estado de Sajonia, entidades encargadas de gestionar la infraestructura de prevención de riadas en esta zona.
“Tras la catástrofe, todo el mundo estaba muy conmocionado. Por eso nos abrieron las puertas para trabajar con tecnologías innovadoras que, hasta entonces, era impensable implementar aquí”.
En aquella época no existía un sistema de alerta adecuado, ni aviso previo. Además una de las particularidades de Döbeln es que casi no tiene tiempo de alarma, explica Bobbe. Entre la lluvia torrencial y la inundación local solo hay un margen de cinco o seis horas. Mientras que en otras localidades del río Elba, por ejemplo, hay 5 días, y la del río Rin, dos semanas.
De ahí la necesidad de que todo el sistema estuviese completamente automatizado. La piedra angular de esta obra de ingeniería titánica es la presa y el canal. Se ha construido una presa totalmente automatizada con sensores y cámaras colocadas en puntos estratégicos. “Se trata de un sistema inteligente: la tecnología realiza mediciones del caudal del río en tiempo real que se envían por satélite al centro de operaciones”, explica Bobbe. Esta tecnología es capaz de predecir con bastante antelación la llegada de una crecida.
Cuando el caudal del río principal sube, hasta el 70% de agua puede ser desviado a través de esta presa automática hacia el canal de alivio. “Esta operación totalmente automatizada habría sido impensable en el pasado."