San Diego, que en su día fue una de las localidades más populares para los cruces fronterizos ilegales, ha experimentado un marcado descenso de intentos de salto. Los arrestos han bajado de unos 1.500 por día en abril a menos de 250 diarios durante la semana pasada.
Los agentes fronterizos, que antes estaban abrumados por los solicitantes de asilo, ahora se turnan en las patrullas para detener a los migrantes que tratan de cruzar desde México.
En este país, los refugios para migrantes en localidades como Ciudad Juárez están medio llenos. La incertidumbre se cierne sobre aquellos que intentan encontrar un hogar en Estados Unidos a medida que las políticas del presidente Trump amenazan con deportaciones masivas.
Los trabajadores de los refugios se preocupan por el hacinamiento, los recursos limitados y el impacto de las temperaturas bajo cero en los migrantes. El descubrimiento de un túnel secreto la semana pasada para cruzar al otro lado subraya la complejidad de los problemas fronterizos, a medida que las autoridades de ambos países se adaptan a la evolución de la dinámica migratoria.