La tradición de 780 años comenzó antes del amanecer en el Santuario Kushida, cuando el primer equipo inició una carrera de cinco kilómetros por la ciudad. Seis grupos más siguieron a intervalos de cinco minutos, animados por multitudes que les rociaban con agua. El festival, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial, combina rituales religiosos con un exigente desafío físico.
Para combatir la disminución de participantes, los organizadores abrieron inscripciones en línea y animaron a los niños a unirse. El evento se celebra anualmente durante 15 días en la primera mitad de julio.