El grupo, que se hace llamar Sacerdotes Contra el Genocidio, representa a 1.200 sacerdotes de 34 países. Algunos sostenían pancartas que decían "Cristo murió en Gaza" y "Por una paz desarmada y desarmante".
Su manifestación coincidió con protestas a nivel nacional y una huelga general organizada por sindicatos, que representan a cientos de miles de trabajadores. La huelga interrumpió escuelas, trenes, puertos y transporte público en toda Italia, con retrasos registrados en ciudades importantes como Roma. En Génova y Livorno, las sentadas ralentizaron o bloquearon el movimiento de mercancías en puertos clave.
Decenas de miles marcharon en solidaridad con Gaza, incluidos más de 20.000 personas que se concentraron frente a la estación central de Roma. En Milán, estallaron enfrentamientos cuando los manifestantes irrumpieron en la estación central de trenes, mientras que en Bolonia, la Policía utilizó cañones de agua para dispersar a los manifestantes que bloqueaban una autopista. Los manifestantes denunciaron lo que llamaron inacción por parte de Italia y la UE, a medida que aumenta la presión sobre el Gobierno de la primera ministra Giorgia Meloni por su postura sobre el conflicto.