Los altercados se produjeron en el exterior del Citywest Hotel, que acoge a solicitantes de asilo, con lanzamientos de ladrillos y fuegos artificiales contra los agentes mientras intentaban dispersar a la multitud.
La Policía informó de que un agente resultó herido durante la confrontación, mientras que un helicóptero desplegado para vigilar la situación fue apuntado con láseres desde tierra. A medida que aumentaba la tensión, se utilizaron cañones de agua para hacer retroceder a los manifestantes, y varias personas fueron detenidas en el lugar.
Las autoridades condenaron la violencia, afirmaron que la protesta estaba lejos de ser pacífica y la describieron como marcada por comportamientos desordenados. El incidente supuso la segunda noche consecutiva de disturbios en la zona, en medio de la creciente tensión por las políticas irlandesas de alojamiento para solicitantes de asilo.