La operación tuvo como objetivo a la banda Comando Rojo en las favelas de Complexo do Alemão y Penha e incluyó el uso de helicópteros y vehículos blindados.
Las autoridades la describieron como una de las operaciones de seguridad más amplias de la historia de la ciudad. El gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro, afirmó que se incautaron 75 fusiles y una gran cantidad de drogas durante el operativo, que calificó como el mayor jamás realizado en el estado. La magnitud de la violencia ha llevado a organizaciones de derechos humanos a exigir una investigación exhaustiva de cada muerte.
Un periodista de Associated Press dijo haber visto los cuerpos de al menos dos agentes entre los diez trasladados a un hospital de Penha, aunque la Policía no ha confirmado ninguna muerte de agentes. El Gobierno estatal no ha facilitado detalles sobre víctimas civiles, mientras que las autoridades señalaron que hubo un número indeterminado de heridos en el fuego cruzado.