Con las elecciones previstas para abril, los mítines rivales fueron un pulso entre Viktor Orbán y Péter Magyar, su principal contrincante político, que parece que presentará al longevo líder húngaro la votación más reñida de sus 15 años en el poder.
Cientos de miles de húngaros llenaron el jueves las calles de Budapest en manifestaciones contrapuestas, en las que los partidarios de los dos principales movimientos políticos del país realizaron sendas demostraciones de fuerza antes de las elecciones nacionales de la próxima primavera.
Con las elecciones previstas para abril, los mítines rivales fueron un pulso entre el primer ministro nacionalista Viktor Orbán y su principal contrincante político, Péter Magyar, que parece que presentará al longevo líder húngaro la papeleta más competitiva de sus 15 años en el poder. Los partidarios de Orbán se reunieron el jueves por la mañana en un puente sobre el río Danubio y comenzaron a marchar hacia el imponente Parlamento neogótico húngaro.
Bautizada por los organizadores como marcha por la paz, la concentración coincidió con la fiesta nacional húngara del 23 de octubre, en recuerdo del fallido levantamiento antisoviético de 1956, aplastado por el Ejército Rojo. El acto, sin embargo, se centró sobre todo en criticar la política de la UE respecto a Ucrania, así como al principal partido de la oposición del país, Tisza.
Los participantes gritaron consignas de apoyo a Orbán y a su mensaje de que las potencias extranjeras amenazan con empujar a Hungría a implicarse directamente en la guerra de Rusia en Ucrania. Al frente de la marcha, una gran pancarta rezaba: "No queremos morir por Ucrania".
Orbán vuelve a tachar de belicistas a los líderes de la UE
En un discurso plagado de hostilidad tanto hacia Ucrania como hacia la Unión Europea, objetos habituales de su ira, Orbán acusó a los partidarios europeos de Kiev de haber metido a la UE en la guerra y de estar dispuestos a "enviar a otros a morir".
Orbán, considerado el socio más cercano del presidente ruso Vladimir Putin en la UE, se ha mostrado constantemente en contra del apoyo occidental a la vecina Ucrania desde que Moscú lanzó su invasión a gran escala el 24 de febrero de 2022, y ha mantenido cálidas relaciones con el Kremlin al tiempo que adoptaba una postura combativa hacia Kiev.
El líder húngaro también se ha opuesto con vehemencia a las ambiciones de Ucrania de unirse a la UE y ha abogado por un alto el fuego inmediato en el conflicto, aunque no ha abordado lo que eso podría implicar para la integridad territorial de Ucrania o la seguridad europea en medio de la continua agresión rusa.
Durante su discurso de unos 40 minutos, Orbán afirmó que Ucrania "hace tiempo que dejó de ser soberana e independiente y no es en absoluto autosuficiente". Dijo que apoyaría una asociación estratégica entre la UE y Kiev, pero que Ucrania "no puede ser miembro ni de nuestra alianza militar ni económica. Traerían la guerra, se llevarían nuestro dinero y arruinarían nuestra economía".
Más tarde, multitud de partidarios del líder de la oposición, Péter Magyar, llenaron una de las plazas centrales de Budapest y las avenidas adyacentes para su propia manifestación, tanto una protesta contra el gobierno como una muestra de apoyo a Magyar y su partido de centro-derecha Tisza.
Magyar acusa a Orbán de empobrecer Hungría
La marcha organizada por el partido Tisza contó con actuaciones y exposiciones fotográficas conmemorativas del fallido levantamiento antisoviético de 1956. Los manifestantes gritaron consignas antigubernamentales, así como "¡Rusos, volved a casa!", un estribillo de la rebelión de 1956 y una referencia moderna a la opinión de muchos de que Orbán ha acercado demasiado el país a Moscú.
Una simpatizante de Tisza, Zsanett Kiss, viajó desde Pápa, en el oeste de Hungría, para asistir a la marcha. Dijo que creía que Magyar sería capaz de mejorar la estancada economía húngara y también de devolver al país a una senda más democrática. "Quiero que haya un cambio ya en este país, y puedo decir que ya he tenido bastante, bastante de los últimos 15 años", afirmó.
Magyar acusó a Orbán de empobrecer el país malversando fondos públicos y enfrentando a los húngaros entre sí. Este abogado de 44 años, antiguo miembro del partido Fidesz de Orbán, saltó a la palestra política el año pasado y ha centrado su mensaje en los problemas básicos que afectan a la mayoría de los húngaros: la persistente inflación, la deficiente asistencia sanitaria y las denuncias cada vez más sonadas de corrupción gubernamental, todas ellas fuentes de insatisfacción que han asolado al gobierno de Orbán.
El campo, que siempre ha sido una base de votos fiable para el partido gobernante de Orbán, el Fidesz, ha sido el centro de la campaña de Magyar. Recientemente concluyó una gira nacional de 80 días en la que habló en numerosos ayuntamientos y respondió a las preguntas del público. Pero esta vez adopta una postura integradora, instando a sus seguidores a aceptar a sus rivales políticos tras las elecciones de abril del año que viene. Aún no se ha fijado una fecha exacta para la votación.