La Comisión Europea y los Estados miembros debaten atacar comercialmente los servicios digitales y financieros en caso de que no se llegue a un acuerdo con EE.UU. sobre aranceles.
La Comisión Europea está preparando a los Estados miembros para la posibilidad de recurrir a medidas anticoercitivas duras y dar un golpe sobre la mesa en medio de la disputa arancelaria entre la UE y Estados Unidos, según informan a 'Euronews' dos fuentes diplomáticas.
Los representantes de la Comisión pertinentes han informado este miércoles a los Estados miembros sobre la marcha de las negociaciones con la Administración estadounidense, presentándoles una hoja de ruta en la que se describen los distintos pasos del proceso de toma de decisiones. Esto es necesario para activar dicho instrumento de defensa comercial considerado como una opción nuclear, entre comillas. Las medidas permitirían a la UE restringir el acceso a la contratación pública, las licencias o los derechos de propiedad intelectual de los servicios de un tercer país.
Una de las fuentes dice que parece haber una amplia mayoría cualificada entre los Estados miembros para desplegar el instrumento anticoerción en caso de un escenario sin pacto. "La cena de esta noche entre Macron y Merz será decisiva para conseguir una mayoría cualificada", dice una segunda fuente. El canciller alemán recibirá este miércoles su homólogo francés para debatir este asunto en Berlín.
Según la misma fuente, la Comisión está trabajando en medidas de represalia dirigidas a los servicios digitales y financieros estadounidenses si no se alcanza un acuerdo antes del 1 de agosto. Ambos diplomáticos de la UE confirman a 'Euronews' que la Comisión y la Administración estadounidense están debatiendo sobre un posible arancel de base del 15% sobre las importaciones de la UE con algunas exenciones, pero que las negociaciones están lejos de terminar.
La UE y Estados Unidos llevan varios meses negociando para resolver su conflicto comercial. EE.UU. impone actualmente aranceles del 50% al acero y el aluminio de la UE, del 25% a los automóviles y del 10% a todas las demás importaciones.
Las conversaciones parecen encaminarse hacia un arancel estadounidense de referencia del 10% sobre las importaciones de la UE. Sin embargo, sectores estratégicos como el automovilístico y el farmacéutico siguen siendo puntos de discordia. El pasado 12 de julio, el presidente estadounidense Donald Trump aumentó la presión sobre la UE amenazando con imponer aranceles del 30% a partir del 1 de agosto si no se alcanzaba un acuerdo.
Para contrarrestar la imposición unilateral de aranceles por parte de EE.UU., la UE prepara contramedidas dirigidas a dos listas de productos estadounidenses. El portavoz de la Comisión, Olof Gill, ha anunciado este miércoles que las dos listas se fusionarían, con lo que el valor total de las medidas de represalia ascendería a 93.000 millones de euros de importaciones estadounidenses. Una de las listas se ha suspendido hasta el 7 de agosto, mientras que la segunda aún debe ser aprobada por los Estados miembros.
"Aunque nuestra prioridad son las negociaciones, seguimos preparándonos paralelamente para todos los resultados, incluidas posibles contramedidas adicionales", ha declarado Gill, añadiendo: "Para que nuestras contramedidas sean más claras, sencillas y contundentes, fusionaremos las listas uno y dos en una sola y la someteremos a la aprobación de los Estados miembros".
El comisario de Comercio de la UE, Maros Sefcovic, tiene previsto mantener una llamada con su homólogo estadounidense, el secretario de Comercio Howard Lutnick, este miércoles por la tarde, según ha anunciado la Comisión. "Necesitamos cambiar nuestro método de negociación. Necesitamos poder tomar represalias y poner sobre la mesa cualquier opción que cambie el equilibrio de la negociación", declaró el lunes en Berlín el ministro francés de Industria, Marc Ferracci.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya declaró en abril que la UE está dispuesta a presionar a EE.UU. amenazando con imponer aranceles a sus servicios, en los que tiene superávit comercial con la UE, si fracasan las negociaciones en la actual guerra comercial.