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¿Por qué los inversores vuelven a apostar por los mercados europeos?

Un operador de bolsa habla por teléfono delante del tablón de anuncios del índice bursátil alemán (DAX) en la bolsa de Fráncfort, oeste de Alemania. 2005.
Un operador de bolsa habla por teléfono delante del tablón de anuncios del índice bursátil alemán (DAX) en la bolsa de Fráncfort, oeste de Alemania. 2005. Derechos de autor  AP/Bernd Kammerer
Derechos de autor AP/Bernd Kammerer
Por Piero Cingari
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Los gestores de fondos europeos se muestran más optimistas a medida que disminuyen las tensiones comerciales, se disipan los temores inflacionistas y los bancos centrales empiezan a recortar los tipos de interés.

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Las perspectivas de la renta variable europea están recibiendo una nueva dosis de optimismo por parte de los gestores de fondos, alentados por la disminución de las tensiones comerciales, la relajación de los temores inflacionistas y las expectativas de un mayor apoyo de los bancos centrales.

Según la última Encuesta de Gestores de Fondos Europeos de Bank of America, publicada a principios de esta semana, los inversores se posicionan cada vez más a favor de un aterrizaje económico suave, con la creciente creencia de que la relajación monetaria mundial, en particular por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, ayudará a compensar la ralentización del impulso económico en los principales mercados.

Si bien ha aumentado la preocupación por el debilitamiento del mercado laboral estadounidense -que el 59% de los inversores europeos considera ahora el principal riesgo a la baja-, esto no ha desbaratado las expectativas de crecimiento más generales.

Sólo el 44% espera una ralentización en Estados Unidos, la cifra más baja desde febrero. Mientras tanto, las expectativas de una reaceleración del crecimiento estadounidense han alcanzado su nivel más alto en 17 meses.

El excepcionalismo europeo se suaviza

La visión del excepcionalismo de la UE, que había ganado tracción después de que el presidente Donald Trump anunciara aranceles comerciales radicales a principios de este año, ahora se ha moderado. Aun así, la confianza en el potencial de crecimiento de las empresas europeas sigue siendo sólida.

La sobreponderación neta de la renta variable europea en las carteras mundiales se redujo al 15%, desde un máximo del 41% en julio, ya que la confianza en la capacidad de Europa para superar a Estados Unidos se ha visto puesta a prueba por la persistente preocupación por la inestabilidad política y el decepcionante crecimiento de los beneficios.

Sin embargo, la confianza absoluta en la renta variable europea ha mejorado notablemente. Un 37% de los encuestados espera subidas a corto plazo, frente al 15% del mes pasado. Alrededor del 52% prevé ahora ligeras subidas en los próximos meses, mientras que sólo el 15% ve riesgo a la baja, el porcentaje más bajo desde febrero.

Esta confianza se basa en la creencia de que los beneficios seguirán mejorando. De hecho, el 70% de los gestores de fondos europeos citan el aumento de los beneficios como el motor más probable de las subidas de la renta variable, mientras que sólo el 26% considera las rebajas de beneficios como el principal riesgo de una corrección del mercado.

Disminuye la preocupación por la estanflación

La perspectiva macroeconómica predominante entre los encuestados sigue siendo la de un aterrizaje suave, pero con estanflación. Sin embargo, el porcentaje de inversores que esperan una estanflación cayó al 41% desde el 58% del mes pasado.

Ahora son más los inversores que apuestan por un descenso benigno de la inflación, mientras que las expectativas de recesión mundial han seguido moderándose. Sólo el 16% de los gestores de fondos mundiales esperan ahora una ralentización, frente al 41% de agosto, mientras que el 67% ve un aterrizaje suave como el resultado más probable.

Los inversores consideran cada vez más la expansión fiscal alemana (citada por el 74%) como el motor clave de cualquier aceleración del crecimiento europeo, muy por delante del estímulo chino o de la política del BCE. Al mismo tiempo, el 52% cree que los riesgos arancelarios ya están ampliamente descontados, mientras que la preocupación por una guerra comercial mundial ha perdido importancia.

Aún así, persisten los riesgos de cola. Las preocupaciones más citadas para los próximos meses son una segunda oleada de inflación (26%) y el temor a que la Reserva Federal de EE.UU. pueda perder su independencia, lo que podría alimentar el debilitamiento del dólar (24%). El sentimiento bajista hacia el dólar se acerca a máximos históricos, con un 47% neto de gestores globales que esperan que el billete verde se debilite durante el próximo año.

Apetito por el riesgo

A pesar de las optimistas perspectivas de beneficios, los inversores europeos empiezan a cuestionarse su posicionamiento. La proporción de inversores preocupados por la falta de exposición defensiva (más estable) (19%) ha aumentado considerablemente, superando con creces a los preocupados por la falta de exposición cíclica (más volátil) (4%). Es la mayor diferencia en dos años.

El sector sanitario ha superado al financiero como el más favorecido para los próximos doce meses, mientras que el industrial, los servicios públicos y la construcción también disfrutan de posiciones sobreponderadas.

Los bancos siguen siendo atractivos para algunos, ya que el 37% sigue considerando positivo el sector, pero el entusiasmo se ha enfriado desde el 58% de agosto. Energía, automóviles y medios de comunicación siguen siendo los sectores menos apreciados, con las mayores infraponderaciones netas.

Desde el punto de vista geográfico, Alemania sigue siendo el mercado de renta variable preferido en Europa, respaldado por la continua confianza en el estímulo fiscal como catalizador del crecimiento.

Francia, por el contrario, ha caído al final de la clasificación debido a los persistentes riesgos políticos. España, reforzada por la resistencia de los beneficios de bancos y empresas de servicios públicos, ocupa el segundo lugar en la preferencia de los inversores.

¿Cuál es el balance final?

Tras un verano marcado por los giros de la política monetaria y la atenuación de los riesgos geopolíticos, los gestores de fondos europeos se muestran prudentemente constructivos de cara a la recta final del año.

Aunque persisten las dudas en torno al bajo rendimiento estructural y la incertidumbre política en algunas partes del bloque, la combinación de la desaparición de las tensiones comerciales, la política fiscal favorable -especialmente en Alemania- y la mejora de la confianza en los beneficios está insuflando nueva vida a la narrativa de la renta variable del continente. Ante la disipación de los temores a una recesión mundial y la actitud más acomodaticia de los bancos centrales, los inversores no renuncian al riesgo.

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