Según un organismo del Consejo de Europa, al aprender cómo las sociedades superaron crisis pasadas, los estudiantes desarrollan la empatía, el pensamiento crítico y la resistencia a los juegos simplistas de culpabilización que alimentan la extrema derecha y el populismo.
En una época de creciente polarización, aumento de la desigualdad y resurgimiento del populismo, un nuevo informe sostiene que la enseñanza de las crisis económicas en las aulas de historia es más que una lección sobre recesiones: es una lección de democracia.
Según el Observatorio de la Enseñanza de la Historia en Europa (OHTE), una plataforma del Consejo de Europa, aprender sobre las crisis económicas del pasado ayuda a los estudiantes a resistirse al señalamiento de chivos expiatorios y a desarrollar la resiliencia democrática.
"Las crisis de las finanzas públicas y de las monedas nacionales, así como el aumento de la inflación, han provocado una inestabilidad económica continua o recurrente en numerosos países europeos, que ha estado estrechamente relacionada con el aumento de las desigualdades sociales, la xenofobia y el cuestionamiento de los valores democráticos", señala el informe.
"La enseñanza sobre las crisis económicas puede ofrecer a los estudiantes los conocimientos y las capacidades necesarios para resistirse a la atribución unilateral y simplista de la culpa de las crisis económicas a las minorías y a los grupos estigmatizados mediante la búsqueda de chivos expiatorios", prosigue la OHTE. El informe se basa en el análisis de 17 países europeos.
La percepción de un raeprto injusto alimenta el radicalismo
La OHTE del Consejo de Europa se creó en 2020 para abordar cuestiones relacionadas con la enseñanza de la historia en el continente, ya que antes no existía un organismo centralizado que analizara lo que se enseñaba en un país frente a otro. Esto lleva a situaciones en las que pueden surgir fuertes movimientos populistas en algunos países, como Hungría.
La enseñanza de la desigualdad económica, sostienen los autores del informe, es un aspecto crucial para comprender los agravios históricos de un país y sus efectos en la política actual. Las personas que piensan que su sociedad es muy desigual son más propensas a apoyar a los partidos populistas, según un reciente análisis publicado en el 'European Journal of Political Research'.
Según el estudio, los votantes que perciben fuertes desigualdades en la sociedad tienen un 2,7% más de probabilidades de apoyar a partidos populistas, en comparación con los encuestados que perciben la sociedad como más igualitaria.
Añadió que los efectos son especialmente fuertes en el caso de partidos populistas de derechas prominentes y grandes , como el Partido del Progreso de Noruega, el Partido Popular Danés y el Partido de la Libertad de Austria.
Según los resultados de una Encuesta Social Europea publicada en 2023, las personas que declaran tener dificultades económicas también tienen muchas más probabilidades de apoyar a partidos populistas que las que gozan de una situación económica desahogada.
La ESS identifica este patrón en varios países y años de encuesta, destacando que la sensación de presión económica -más que los ingresos por sí solos- ayuda a explicar la apertura a los llamamientos populistas.
Las crisis económicas enseñan empatía
El nuevo informe de la OHTE recomienda a los profesores de historia económica que traten de vincular los acontecimientos del pasado con habilidades concretas. En otras palabras, que no se limiten a "contar a los alumnos lo que fue la Gran Depresión", sino que utilicen las lecciones para desarrollar "la empatía, la apertura, la cooperación [y] la tolerancia a la ambigüedad".
Los profesores entrevistados para el estudio señalaron que cuando los alumnos se involucran en crisis económicas históricas, están mejor preparados para preguntarse "¿por qué ocurrió esto?", "¿quién sufrió?", "¿quién se benefició?" y "¿hay un chivo expiatorio rondando detrás de mí?".
"Explorar estas cuestiones puede ayudar a los alumnos a comprender que una crisis financiera es mucho más que un fenómeno económico aislado y que, por el contrario, suele afectar a todos los aspectos de la vida social", afirma el informe de la OHTE.
La enseñanza de la economía también permite a los estudiantes darse cuenta de que las consecuencias de las crisis dependen en gran medida del sistema político imperante y del periodo histórico, añaden los autores.
Las clases sobre crisis económicas están incluidas en los planes de estudios nacionales de los 17 países estudiados, y son obligatorias en 16, salvo en España, donde la inclusión de lecciones sobre crisis económicas queda a discreción de los profesores. Esto demuestra por sí solo un amplio reconocimiento del tema, pero revela poco sobre cómo se utiliza y se enmarca, y si existe un consenso general en toda Europa sobre cómo se enseña.
"Las crisis económicas se relacionan explícitamente con la lucha a favor o en contra de la democracia en los planes de estudio de todos los Estados miembros excepto Georgia y España... la Revolución Francesa y la crisis de las economías socialistas en la década de 1980 son los ejemplos más citados, en los que las dificultades económicas se citan como motor de la movilización de fuerzas para exigir con éxito la democracia", explica el informe.
Por otra parte, "las crisis económicas que condujeron a la destrucción de la democracia en varios países europeos" suelen enseñarse en relación con el ascenso del fascismo y el nazismo como consecuencia directa de la Gran Depresión.
Desafiar las narrativas simplistas
En sus recomendaciones, el informe también sugiere que las crisis económicas podrían enseñarse desde la perspectiva de los grupos minoritarios o vulnerables. Según los autores, esto puede servir para subvertir las narrativas favorables al extremismo, como "algún grupo lo hizo", "siempre nos explotan" o "el sistema está amañado por X".
Por ejemplo, el informe critica el hecho de que las lecciones sobre crisis económicas rara vez se centran en los retos específicos a los que se enfrentan grupos como las comunidades LGBTQ+, romaní y judía.
La perspectiva de la mujer en las crisis económicas se incluye en seis de los 17 países analizados, pero "las referencias a la historia LGBTI están ausentes tanto de los planes de estudio como de los libros de texto en todos los países". Sólo el 3,4% de los docentes que respondieron al cuestionario indicaron que incorporan la perspectiva LGBTQ+ en sus clases.
"Las crisis económicas han aumentado históricamente la probabilidad de estigmatización y persecución, en particular de las minorías (por ejemplo, los pogromos contra los judíos). La historia de los gitanos sólo se menciona en el plan de estudios francés y sólo el 10,3% de los profesores afirma incluir esta perspectiva en su enseñanza", señala el informe.
Más allá de la economía: la brecha interdisciplinar
Hay una pieza clave que falta en la enseñanza de las crisis económicas en Europa, concluye la OHTE. Aunque el tema ocupa un lugar destacado en los planes de estudio, la forma en que se enseña a menudo sigue siendo limitada, centrándose en datos macroeconómicos y plazos, en lugar de explorar las repercusiones humanas y sociales.
Profesores de varios países afirman que las crisis constituyen un "puente natural entre la economía, la política y la sociedad", pero lamentan la falta de recursos transversales estructurados a su disposición para impartir la asignatura de ese modo.
Comparar la actual contracción del coste de la vida, la volatilidad energética y la recuperación desigual con episodios anteriores -como la crisis de la Zona Euro- ayuda a los estudiantes a extraer lecciones de la historia.
Entre la atonía del crecimiento y las perturbaciones arancelarias, complicadas además por el envejecimiento de la población, Europa se enfrenta a un difícil camino económico. En un entorno así, las crisis pasadas pueden servir de marco para dar sentido a las actuales.