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El equilibrio entre beneficio y preservación: Mauritania impulsa la pesca sostenible junto a la UE

En colaboración conthe European Commission
El equilibrio entre beneficio y preservación: Mauritania impulsa la pesca sostenible junto a la UE
Derechos de autor  Euronews
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Por Denis Loctier
Publicado Ultima actualización
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El pescado es esencial en Mauritania y en todo el noroeste de África. Proporciona alimento y puestos de trabajo a incontables personas. Pero es un recurso natural que está en riesgo. ¿Qué se puede hacer para protegerlo? ¿Cómo puede contribuir Europa?

En el bullicioso puerto artesanal de Nuadibú, en Mauritania, miles de pequeñas embarcaciones pesqueras llamadas piraguas se preparan para volver al mar tras una veda parcial de dos meses. De ahí obtendrán una captura fresca de pulpo y otras especies locales, lo cual proporciona ingresos además de sustento a las comunidades costeras. 

Mauritania se encuentra sobre uno de los caladeros más ricos del mundo. Las aguas del Atlántico oriental frente a sus costas no solo atraen a embarcaciones artesanales, sino también a flotas mundiales, lo cual beneficia económicamente a la nación. No obstante, científicos y grupos ecologistas advierten de que muchas especies de peces se están capturando por encima de los límites sostenibles, y algunas poblaciones están en un declive alarmante. 

Los pescadores de Nuadibú cada vez están más preocupados. Dicen que los peces, que antes eran abundantes, cada vez son más difíciles de encontrar. Esto obliga a las pequeñas embarcaciones a aventurarse más lejos, consumiendo así más combustible y corriendo mayores riesgos. 

«Tenemos miedo porque ahora no hay nada en el mar», explica Moussa Tew, un pescador que empezó a faenar a los 13 años y que ahora trabaja en una piragua con sus hijos. «Se invierte mucho combustible y se gana menos dinero». 

Esta crisis afecta en gran medida a los pequeños peces pelágicos como la sardina: asequibles, nutritivos y esenciales para los millones de personas que dependen de ellos como fuente primaria de proteínas. 

«Lo que más miedo nos da es perder nuestros recursos, que son vitales», afirma Mohamed Fadel Ould Soueile, director de la FNPA, la federación que representa a los pescadores artesanales. «Si no quedan peces, será un desastre enorme para nosotros». 

Poblaciones vitales que se ven afectadas por el auge de la harina de pescado

El cambio climático es un factor importante, pero mucha gente asegura que los buques pesqueros industriales, que suelen ser de propiedad extranjera, suponen una amenaza más inmediata. Algunos de estos barcos abastecen a la creciente industria de la harina de pescado de Mauritania, que transporta cientos de toneladas en un solo día. 

«Un barco puede salir a las 8 de la mañana y volver a las 2 de la tarde con más de 500 toneladas», comenta Mohamed Fadel. «Esto lo impulsan las empresas que fabrican harina de pescado: quieren capturar el máximo posible». 

La harina de pescado, que se obtiene al secar y triturar el pescado hasta convertirlo en polvo y tiene usos como piensos acuícolas y fertilizantes, se ha convertido últimamente en un gran negocio. Hay decenas de fábricas en funcionamiento a lo largo de la costa mauritana que exigen enormes volúmenes de pescado. Los grupos ecologistas han advertido que esta industria cada vez desvía más pescado de las necesidades alimentarias locales y que está agotando poblaciones vulnerables para alimentar piscifactorías y camaroneras extranjeras. 

Hay productores que se han propuesto mejorar sus prácticas. El grupo Mauritania Pelagic, por ejemplo, se compromete a centrarse en el consumo humano, utilizando únicamente los descartes para harina y aceite de pescado. Sus buques cumplen la normativa internacional y las capturas de calidad alimentaria se congelan para garantizar la seguridad alimentaria. 

La inversión extranjera en harina de pescado puede ayudar al país, pero solo si se toman las medidas de seguridad adecuadas. En respuesta a la preocupación por la sobrepesca, Sidi Ali Sidi Boubacar, del Ministerio de Pesca y Economía Marítima, cree que Mauritania ha tomado medidas que han llevado a reducir el número de buques industriales de más de 70 a menos de 15. Algunas fábricas de harina de pescado han cerrado, y se anima a otras a que instalen refrigeración para conservar el pescado destinado a la alimentación, no solo la harina y el aceite de pescado. 

Una asociación europea

Con el objetivo de equilibrar los beneficios económicos con la sostenibilidad, Mauritania se ha asociado con la Unión Europea en un «Acuerdo de Asociación para la Pesca Sostenible». La UE paga 57 millones de euros anuales para que los buques europeos accedan a aguas mauritanas, con la condición de capturar solo los excedentes. 

«Este pago es el que permite a los buques europeos faenar en zonas mauritanas», explica Joaquín Tasso Vilallonga, embajador de la UE en Mauritania. «Pero también va acompañado de apoyo sectorial para reforzar las capacidades de las instituciones mauritanas de gestionar los recursos pesqueros de forma sostenible». 

En el acuerdo se incluye un plan de gestión de base científica que se lanzó en 2022. En él se fijan cuotas, se delimitan zonas en las que está prohibida la pesca y se establecen temporadas de veda para permitir la reproducción de los peces. También se aborda la harina de pescado y las prácticas de congelación. 

La financiación de la UE apoya la pesca artesanal y contribuye a mejorar las infraestructuras de Mauritania, desde puertos y buques guardacostas hasta laboratorios de investigación, parques naturales y lonjas de pescado. 

Lo que hay en juego es mucho. La pesca representa más de un tercio de las exportaciones mauritanas y una cuarta parte de los ingresos del Estado. El sector genera hasta 300.000 puestos de trabajo, tanto directos como indirectos.  

Como los peces migran a lo largo de la costa occidental africana,el éxito de Mauritania depende de una cooperación regional más amplia. La recomendación de los científicos es una gestión armonizada a través de las fronteras. 

Los investigadores del IMROP, el instituto oceanográfico de Mauritania, informan de que algunas poblaciones de peces se empiezan a recuperar con el nuevo plan, aunque otras siguen gravemente mermadas. Los científicos reclaman una reducción del 60% de la mortalidad de los peces para poder permitir su plena recuperación. Esto significará menos barcos, temporadas más cortas y una aplicación más estricta de las normas, una tarea nada fácil para una región en la que la pesca es la base de la alimentación y los ingresos.  

Mauritania cuenta con pocas alternativas para depender de sus recursos marinos, pero la vida de las generaciones futuras depende de que este tesoro vital se mantenga a salvo. 

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