La iniciativa, a la que también se han sumado otros países, pretende recaudar miles de millones para la acción por el clima y el desarrollo sostenible haciendo que el transporte aéreo frecuente y de altas emisiones pague la parte que le corresponde.
Francia y España se han unido a una coalición de países que abogan por gravar los jets privados y los vuelos de clase superior para recaudar fondos destinados a la acción por el clima y el desarrollo sostenible. Las dos naciones europeas se han unido a Kenia, Barbados, Somalia, Benín, Sierra Leona y Antigua y Barbuda.
El objetivo de la coalición es "aumentar el número de países que aplican impuestos a los billetes de avión, incluidos los viajes de lujo, y gravar los jets privados sobre la base de las mejores prácticas", señaló el Elíseo francés en un comunicado. La iniciativa se presentó el 30 de junio en Sevilla, al margen de una cumbre de las Naciones Unidas sobre desarrollo.
¿Cuánto dinero podrían recaudar estos impuestos?
Un estudio reciente encargado por el Global Solidarity Levies Task Force calcula que gravar el combustible de los aviones privados en todo el mundo podría generar hasta 41.000 millones de euros anuales. Si se añaden gravámenes sobre los billetes de primera clase y de clase business, se podrían recaudar casi 37.000 millones de euros más.
Combinados, los esfuerzos de la coalición podrían desbloquear más de 78.000 millones de euros al año para apoyar proyectos de resiliencia climática y desarrollo sostenible. El estudio también sugiere que un gravamen adicional más amplio sobre el combustible de los aviones comerciales podría elevar este total a unos 187.000 millones de euros anuales.
Con muchos países ricos recortando la ayuda oficial al desarrollo para las naciones más pobres, algunos están buscando nuevas fuentes de financiación, entre ellas gravar a las industrias más contaminantes.
Lanzado en la COP28 en noviembre de 2023, el Grupo de Trabajo sobre Gravámenes de Solidaridad Global se creó para explorar nuevos tipos de impuestos de los sectores contaminantes que podrían ayudar a los países en desarrollo a descarbonizarse y adaptarse a los impactos del cambio climático.
Laurence Tubiana, codirectora de la Secretaría del Grupo de Trabajo sobre Gravámenes Solidarios Mundiales, afirmó que los nuevos gravámenes sobre las compañías aéreas premium podrían "recaudar fondos vitales". "En el contexto actual, todo el mundo es pesimista y dice que no podemos hacer nada. El anuncio de hoy es la prueba de que podemos avanzar", añadió Tubiana.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha dicho en la cumbre de Sevilla que, después de los avances ya logrados en el sector marítimo, este es un "gran paso adelante" para el sector aéreo. "Tener a España (en nuestra coalición de 'premium flyers') es una muy buena noticia, y necesitamos cada vez más países", añadió.
"Necesitamos que los que se beneficiaron de la globalización contribuyan más a la financiación". Macron instó a todos los países posibles a unirse a este marco internacional "clave".
¿Por qué los jets privados y los vuelos de clase business?
La aviación es responsable de más del 2,5% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el hombre, y sigue siendo uno de los sectores con mayor crecimiento de emisiones.
Los jets privados son especialmente contaminantes. Se calcula que en 2023 emitieron 19,5 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, según un estudio del Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT), más que todos los vuelos que salieron de Londres Heathrow ese año. Desde la pandemia del COVID-19, los viajes de lujo se dispararon. Las emisiones de la aviación privada aumentaron un 46% entre 2019 y 2023.
Las cabinas premium, incluidas la primera clase y la clase business, tienen asientos más grandes y con más espacio para las piernas, lo que significa que menos pasajeros comparten las emisiones de cada vuelo. Esto aumenta drásticamente la huella de carbono por pasajero. Como resultado, los pasajeros de primera clase y clase business producen hasta 3 o 4 veces más CO2 por kilómetro que los que vuelan en clase turista.
"Volar es la forma más elitista y contaminante de viajar, por lo que este es un paso importante para garantizar que los usuarios compulsivos de este sector tan poco gravado paguen la parte que les corresponde", afirma Rebecca Newsom, responsable política mundial de la campaña Stop Drilling Start Paying de Greenpeace Internacional.
Según una encuesta mundial realizada por Greenpeace y Oxfam, tres de cada cuatro personas apoyan la imposición de impuestos adicionales a las compañías aéreas de lujo por su enorme impacto sobre el clima.