La demanda mundial de agua podría superar a la oferta en un 40% en los próximos cinco años. Un sistema energético e hídrico sobrepasado en Europa podría reducir el PIB hasta un 8% en los países de renta alta.
El despilfarro de agua está "amplificando la crisis climática" y perjudicando la capacidad de recuperación económica. Los expertos reclaman medidas urgentes. Un nuevo informe de Danfoss advierte de que se espera que el consumo de energía del sector del agua se duplique de aquí a 2040, mientras que la demanda de agua del sector energético podría aumentar casi un 60%.
La demanda mundial de agua también podría superar a la oferta en un 40% en los próximos cinco años, lo que se sumaría a los 3.600 millones de personas que ya carecen de un acceso adecuado al agua durante todo el año.
¿Qué relación existe entre la energía y el agua?
Cada etapa del ciclo del agua requiere energía: desde la extracción y el tratamiento hasta el suministro y el uso. A medida que crece la población mundial, aumenta la demanda de agua dulce, lo que significa que se necesita más energía para bombearla, tratarla y distribuirla. El sector energético ya representa alrededor del 14% de las extracciones mundiales de agua dulce.
Es decir, se extrae agua de recursos naturales como ríos y lagos para usos como beber, cultivar, fabricar productos o producir electricidad. Parte del agua se limpia y se devuelve a la naturaleza, pero gran parte se destina a alimentos y productos.
Esta dependencia mutua significa que el estrés en un sistema afectará directamente al otro. Por ejemplo, la escasez de energía puede limitar las operaciones de suministro de agua, mientras que las sequías y las olas de calor corren el riesgo de interrumpir la generación de electricidad. Por ello, los expertos afirman que Europa ya no puede permitirse abordar estos sistemas por separado.
"La forma en que utilizamos la energía en nuestro sistema hídrico conlleva importantes riesgos de resistencia y competitividad", explica a 'Euronews Green' Kim Fausing, consejero delegado de Danfoss. "En Europa, demasiada agua tratada, y la energía utilizada para bombearla y tratarla, se desperdicia a través de fugas e ineficiencias, lo que plantea un desafío económico y de seguridad".
La crisis del agua en Europa: ¿Cuánto costará?
Si no se tienen en cuenta las ineficiencias del agua y la energía, se corre el riesgo de que los costes se disparen, pudiendo incluso llegar a reducir el PIB de los países de renta alta en un 8% en, o entre un 10% y un 15% en los países de renta baja, de aquí a 2050.
Hasta ahora, los problemas mundiales relacionados con el agua ya han añadido unos 9.600 millones de dólares (unos 8.260 millones de euros) en gastos al sector energético. En Europa, la mayoría de los Estados miembros de la UE tendrán que gastar entre 500 y 1.000 euros más por persona en total de aquí a 2030 en abastecimiento de agua y saneamiento, sólo para cumplir la normativa vigente sobre el agua.
Aparte de las repercusiones financieras, la crisis del agua amenaza la salud pública, la estabilidad de las infraestructuras y la seguridad geopolítica. El acceso limitado a agua o energía asequibles puede avivar las dificultades e incluso los conflictos, especialmente en regiones que dependen de la energía importada o de recursos hídricos compartidos.
Sin embargo, las soluciones tecnológicas que ya existen podrían ayudar a reforzar la eficiencia hídrica y energética en todas las fases del ciclo del agua. "Necesitamos una regulación ambiciosa, objetivos de eficiencia hídrica y sistemas de incentivos que estimulen la inversión en tecnologías probadas como la detección de fugas, la medición inteligente, la gestión de la presión y la optimización de la eficiencia energética", sostiene Fausing.
"Los Gobiernos deberían plantearse integrar la eficiencia hídrica en las auditorías energéticas y fijar objetivos nacionales de reutilización del agua industrial. Cada gota ahorrada significa menos energía desperdiciada", añade.
Según Danfoss, si todas las plantas desalinizadoras (que convierten el agua de mar en agua potable) existentes en el mundo se adaptaran para funcionar con el potencial tecnológico actual, se podrían ahorrar 34.500 millones de euros y reducir las emisiones de CO2 en 111 millones de toneladas.
Los planes de tratamiento de aguas residuales también pueden reducir considerablemente el consumo de energía y los costes operativos utilizando variadores de velocidad (VSD). Estos permiten que motores y bombas se ajusten a la demanda en tiempo real, en lugar de funcionar siempre a la misma velocidad. Una planta en Chennai, la India, ahorró alrededor del 22% de su consumo energético con esta iniciativa.
¿Son culpables los centros de datos?
Los centros de datos son los mayores responsables del consumo de agua: actualmente consumen unos 560.000 millones de litros al año. Según la Agencia Internacional de la Energía, esta cifra podría duplicarse hasta alcanzar la asombrosa cifra de 1,2 billones de litros en 2030, lo que equivale a seis veces la extracción total de agua dulce de la UE en 2022.
Este altísimo consumo de agua se debe principalmente a que las unidades de procesamiento producen un exceso de calor que es necesario enfriar. Sin embargo, la refrigeración líquida de los centros de datos, que se basa en un circuito cerrado de agua, podría ayudar a reducir el consumo. Además, los sistemas de refrigeración líquida directa al chip son al menos un 15% más eficientes energéticamente que sus homólogos de refrigeración por aire.
"El creciente exceso de calor generado por las potentes unidades de procesamiento de los centros de datos modernos no sólo obliga a los operadores a adoptar métodos de refrigeración innovadores, sino que también puede reutilizarse para satisfacer la demanda de calor en otros lugares", reza el informe. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el calor residual de los centros de datos podría satisfacer el 10% de la demanda europea de calefacción para 2030.
"Aunque los mayores centros de datos estarán situados demasiado lejos de las zonas urbanas para poder utilizar el calor residual de forma significativa, el calor sobrante de los centros de datos puede satisfacer 300 TWh de la demanda de calefacción de los usuarios situados a pocos kilómetros de distancia", añade el informe.