La caída del canciller Kurz empezó cuando su vicecanciller fue filmado en una villa de Ibiza negociando con un oligarca ruso. Las elecciones de este fin de semana podrían auparlo de nuevo al poder.
PUBLICIDADIbiza es una isla paradisíaca, donde las ambiciones políticas pueden hacerse añicos. Al menos así fue para el vicecanciller austríaco Heinz-Christian Strache.
El líder ultraderechista, por aquel entonces en la oposición, fue grabado con una cámara oculta mientras negociaba, con la sobrina de un oligarca ruso, un posible apoyo a su campaña a cambio de contratos públicos.
Se trataba de un engaño. En mayo de 2019 la grabación vió la luz, y el "Ibiza-gate" sacudió los cimientos de la vida política del país.
El canciller Sebastian Kurz se distanció inmediatamente de su socio de coalición. Y Strache entonó su mea culpa. "Sí, estaba borracho y usé ese ambiente íntimo para pontificar sobre todo, pero perdí el control." Y todo explotó. "Acabo de tener una reunión con el canciller Sebastian Kurz en la que le he ofrecido mi renuncia como vicecanciller de la República de Austria y ha aceptado."
Inmediatamente después, el canciller Kurz pidió al presidente que convocara elecciones anticipadas. Ambos coincidieron en que ésta era la única salida. "Tiene que haber una renovación rápida, tan rápida como lo permita la Constitución", confirmó Alexander Van der Bellen.
Los días de Kurz como canciller estaban contados. Había pedido al presidente que destituyera al ministro del Interior, pero acabó por provocar la dimisión de todos los miembros del gabinete del partido ultraderechista. Se había abierto una guerra entre Kurz y el Partido de la Libertad.
Los socialdemócratas, desde la oposición, presentaron una moción de censura contra el canciller y recibieron el apoyo de los ultraderechistas. Con estas fuerzas alineadas contra él, no tenía ninguna posibilidad. Después de un año y medio en el cargo, Kurz se convirtió en el primer canciller de la historia de Austria en ser expulsado de esta manera.
Una semana después, la presidenta del Tribunal Constitucional, Brigitte Bierlein, se convirtió en canciller en funciones. Fue la primera mujer en ocupar este cargo.