En 2024, Macron afrontó sus mayores crisis políticas, ya que su coalición de centro perdió el poder en las elecciones europeas y nacionales. El Gobierno de su primer ministro, Michel Barnier, fue objeto de una moción de censura y las dificultades económicas enturbiaron su presidencia.
El presidente francés Emmanuel Macron no recordará con cariño el año 2024. Ha sido uno de los años más duros de su mandato, marcado por constantes turbulencias políticas y económicas. Después de que su partido sufriera una derrota en las elecciones europeas de junio, en las que el partido Agrupación Nacional de Marine Le Pen tomó una fuerte ventaja con el 32% de los votos, decidió disolver el Parlamento francés y convocar elecciones anticipadas.
¿Polarización o simple conflicto?
Desgraciadamente para Macron, estas elecciones dieron aún más poder a los partidos de extrema derecha y extrema izquierda, dejando a su coalición centrista más débil y aislada y al Parlamento dividido en facciones rivales sin una mayoría clara.
En un movimiento inesperado, en julio nombró primer ministro a Michel Barnier, antiguo negociador de la Unión Europea. Con ello, Macron pretendía dar estabilidad a su Gobierno, pero en lugar de ello, contrarió a algunos de sus aliados y fortaleció a la oposición. La negativa de Macron a elegir un primer ministro del recientemente reforzado bloque de izquierdas, Nuevo Frente Popular, creó más estancamiento político.
En diciembre, justo después de tres meses, el Gobierno de Barnier se enfrentó a una moción de censura por la parálisis de las reformas y los problemas presupuestarios, y perdió con una clara mayoría. Se convirtió así en el Gobierno más breve de la historia de la V República, iniciada en 1958, y en la primera moción de censura que prosperaba desde el Gobierno de Georges Pompidou en 1962, cuando Charles de Gaulle era presidente.
Las nuevas elecciones no pueden celebrarse inmediatamente
Macron podrá seguir siendo presidente hasta el final de su mandato en 2027, pero los problemas a los que se enfrenta no van a desaparecer de pronto. Las nuevas elecciones parlamentarias no pueden celebrarse antes de julio de 2025, lo que reduce aún más las opciones de Macron. Una vez que se forme un nuevo Gobierno, tendrá que lidiar con la incertidumbre del presupuesto de 2025 y el imperativo de reducir el creciente déficit público de Francia.
El resultado es que, a medida que se acerca 2024, Macron se enfrenta a la inestabilidad política y al estrés económico, lo que plantea dudas sobre su capacidad para manejar el panorama político francés, cada vez más enconado. Algunos observadores sugieren que la crisis actual podría socavar gravemente la estabilidad general de la gobernanza de Francia, pero también su influencia en la UE.