La reforma del presupuesto comunitario a largo plazo marca un punto de inflexión en la política agraria de la UE, al conceder a los Estados miembros un mayor control en una renacionalización parcial de las subvenciones agrarias del bloque.
Lo que la Comisión Europea va a desvelar es sólo la primera etapa de una transformación radical que redefinirá la Política Agrícola Común (PAC) en su esencia. En muchos sentidos, los próximos cambios son la culminación de las reformas iniciadas en respuesta a las protestas de los agricultores, centradas en la simplificación y la reducción de la condicionalidad.
Ahora, estos esfuerzos se están llevando a su extremo. Sin embargo, el comisario de Agricultura de la UE, Christophe Hansen, se enfrenta a un camino difícil, ya que se espera que las reformas se consideren drásticas.
El núcleo del cambio es una simplificación sin precedentes: la PAC se integrará en un fondo único, junto a mecanismos de financiación antes distintos, como la política de cohesión o las subvenciones pesqueras de la UE, bajo un conjunto unificado de normas de desembolso de fondos.
Uno de los cambios más simbólicos es la supresión de la antigua estructura de la PAC en torno a dos pilares, vigente desde la reforma de 1999. Para los tradicionalistas de la PAC, se trata de un duro golpe.
A pesar de la clara justificación de esta revisión que consiste en simplificar las normas agrarias de la UE. La nueva arquitectura de las subvenciones agrarias de la UE será uno de los elementos más complejos del próximo presupuesto comunitario. He aquí cinco ideas clave que sustentan la reforma:
1. Evolución hacia la revolución
Desde que asumió su cargo, el comisario Hansen ha señalado repetidamente que la próxima PAC sería una "evolución, no una revolución". Pero la realidad parece contradecir su retórica.
La nueva estructura, y especialmente el paso a un fondo único y la supresión de una fuerte condicionalidad, ha dejado sorprendidos a muchos en el sector, dada la postura moderada adoptada anteriormente por Hansen, que contaba con el apoyo de las principales partes interesadas. En realidad, es una mezcla de ambas.
La reforma es, de hecho, una evolución, basada en las recientes medidas de simplificación introducidas tras las protestas de los agricultores del año pasado. Incluso el nuevo modelo de reparto, por ejemplo, refleja fielmente el sistema actual acordado en 2021 sobre la base de 27 planes estratégicos nacionales.
Sin embargo, estos elementos evolutivos han cristalizado ahora en una revolución a gran escala: un fondo único, una única partida presupuestaria y una condicionalidad mínima a nivel de la UE.
2. La gran fusión es más suave con la agricultura
Otro acontecimiento largamente temido se ha hecho realidad: la fusión de los fondos regionales y las subvenciones agrícolas. Tanto la PAC como la política de cohesión, que representan dos tercios del presupuesto de la UE, pasarán a formar parte de un fondo único más amplio.
Para el sector agrario, el impacto se suaviza. Un mecanismo de compartimentación garantiza que una parte mínima del fondo se destine a la agricultura, protegiéndola de una flexibilidad presupuestaria que afectará más significativamente a otros ámbitos como la política de cohesión. A pesar de que la agricultura recibe una consideración especial, la presión de la Comisión Europea para simplificar radicalmente el programa ha resultado imparable.
3. El desarrollo rural sigue ahí (pero ya no como un pilar)
Desde el año 2000, la PAC ha funcionado con un sistema de dos pilares, separando los pagos directos (el llamado primer pilar) de los proyectos de desarrollo rural (también conocido como segundo pilar), financiados estos últimos a través de programas plurianuales cofinanciados.
La nueva propuesta de presupuesto de la UE eliminaría el segundo pilar de la PAC, pero esto no significa que el desarrollo rural desaparezca por completo. En la nueva arquitectura de la PAC, las medidas de desarrollo rural, como las ayudas a los pequeños agricultores o las medidas agroambientales, seguirán existiendo, pero ya no formarán parte de un pilar distinto con sus objetivos políticos específicos.
Desaparecen elementos críticos como la terminología, la división estructural y el aspecto fundacional, aunque se mantiene la esencia del desarrollo rural (incluida su característica cofinanciada).
4. Perder la "C" de la PAC
El riesgo de renacionalización, en el que la parte común de la Política Agrícola Común comienza a desvanecerse, ha ido creciendo desde la anterior reforma de la PAC propuesta por el entonces comisario de Agricultura Phil Hogan y acordada por los legisladores en 2021. Ese riesgo es ahora una realidad.
Después de 2028, la aplicación de la PAC dependerá en gran medida de las negociaciones bilaterales entre la Comisión Europea y cada uno de los Estados miembros. Otros actores influyentes, en particular las autoridades locales, pero también el Parlamento Europeo, tendrán poco que decir.
Con los Estados miembros ganando una autonomía significativa sobre cómo se gastan los fondos, la PAC está adquiriendo un carácter cada vez más nacional, lo que podría socavar sus objetivos comunes.
5. Fundamentos conocidos con algunas novedades
Algunos elementos fundacionales de la PAC permanecerán intactos. La ayuda a la renta por superficie y la ayuda a la renta no disociada, características centrales de los pagos directos, seguirán existiendo, pero con algunos retoques.
También se mantiene la reserva de crisis, introducida en la última reforma para hacer frente a las perturbaciones o catástrofes del mercado. Pero también hay novedades. En particular, todos los Estados miembros deberán crear servicios de ayuda a las explotaciones.
Estos servicios prestarán ayuda a los agricultores que no puedan trabajar por enfermedad, parto o responsabilidades familiares, con cofinanciación de los gobiernos nacionales.