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Ciberataques con IA y espionaje estatal: así se libra la nueva guerra digital en Europa

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China Derechos de autor  Mark Schiefelbein/Copyright 2023 The AP. All rights reserved
Derechos de autor Mark Schiefelbein/Copyright 2023 The AP. All rights reserved
Por Theodora Iliadi
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Europa afronta una guerra digital marcada por ciberataques estatales, espionaje, ransomware y amenazas a infraestructuras críticas, mientras expertos alertan de que la UE avanza demasiado lenta en seguridad.

La guerra del siglo XXI ya no se libra solo en los campos de batalla: también se combate en servidores, redes eléctricas, plataformas digitales, satélites y aplicaciones de redes sociales. El pulso entre Occidente y Oriente se ha desplazado a un terreno híbrido y opaco, donde los ciberataques, la desinformación y el espionaje digital funcionan como armas invisibles capaces de desestabilizar regiones enteras.

En esta nueva "guerra digital", las fronteras se difuminan, los atacantes apenas dejan rastro y el poder ya no se mide en divisiones militares, sino en líneas de código, datos estratégicos e influencia informativa.

"Este conflicto ya no es teórico. Es mensurable, sostenido y completamente organizado. Hoy en día, la guerra digital Este-Oeste se manifiesta en una escalada constante de ataques que no se limitan al malware tradicional o a simples scripts de phishing. En su lugar, estamos asistiendo a un claro giro de las APT hacia sofisticadas técnicas de presencia y ocultación a largo plazo. Ahora la guerra se ha vuelto paciente: el objetivo no es causar daños inmediatos, sino penetrar, establecer un acceso estable y mantener una ventaja estratégica dentro de las infraestructuras europeas para poder explotarla en un momento política o militarmente favorable", afirma Theofanis Kasimis, fundador de Audax Cybersecurity.

"Los ataques patrocinados por Estados procedentes de Rusia, China, Irán y Corea del Norte han aumentado drásticamente en los últimos tiempos, no solo en número sino también en calidad. Rusia está centrada en desestabilizar Europa, haciendo hincapié en la energía, el transporte y el sector público, mientras que China está avanzando metódicamente hacia el espionaje industrial y la infraestructura en la nube, explotando vulnerabilidades de día cero en sistemas que forman el núcleo de defensa de cualquier organización", explica.

"Irán y Corea del Norte también han evolucionado significativamente: han pasado de ataques poco sofisticados a operaciones complejas que combinan tácticas similares al ransomware, la violación de credenciales, el movimiento lateral en la nube y el uso de servicios de terceros para ocultar los movimientos", señala.

¿Cuáles son los ataques más comunes en Europa?

Según Vassilis Stoidis, CEO de 7L International y MassiveGRID, la ofensiva digital combina múltiples tácticas. "La forma más común sigue siendo el DDoS, ataques que derriban sitios web y servicios. Según ENISA, el 77% de los incidentes en Europa pertenecen a esta categoría. En Grecia, en particular, vimos cómo el grupo prorruso NoName057(16) golpeaba el Ministerio de Infraestructuras, el Metro de Salónica y el Banco del Pireo".

"Luego tenemos el ransomware, que es la amenaza más destructiva económicamente. Grupos como RansomHub y Akira se expandieron por Grecia en 2024. Un ejemplo fue el ataque a la Universidad Abierta Helénica en noviembre: se filtraron 813 GB de datos confidenciales".

"El phishing sigue siendo el principal modo de penetración inicial: representa el 60% de las primeras intrusiones en la UE. Y los bancos griegos se enfrentan a unos 757 ataques semanales de media".

"Pero lo más preocupante son los ataques dirigidos a infraestructuras críticas: redes de energía, redes de transporte marítimo, cables submarinos. Las principales organizaciones griegas informan de un aumento del 10-20% en la frecuencia de este tipo de ataques".

"Y algo extremadamente significativo ocurrió recientemente: en septiembre de 2025, Anthropic, la empresa detrás de Claude AI, anunció que había detectado y desbaratado una campaña de espionaje de un grupo chino respaldado por el Estado. Fue el primer caso documentado de un ciberataque a gran escala ejecutado de forma casi autónoma por una IA. Su objetivo eran empresas tecnológicas, bancos, industrias químicas y organismos gubernamentales. Esto cambia las reglas del juego".

¿Está la UE preparada para este escenario?

La cuestión de fondo es si Europa está avanzando lo suficientemente rápido para proteger sus infraestructuras críticas. Para Antonis Nestoras, fundador del Consejo Europeo de Innovación, la respuesta es inquietante.

"La UE llega tarde. Pero el problema no es solo que llegue tarde. Es que llega tarde en cuestiones en las que el retraso se paga caro. Durante muchos años, las infraestructuras críticas se han tratado principalmente como una cuestión nacional, y cada país ha desarrollado su propio sistema de protección. Esto ha creado heterogeneidad y grandes diferencias en los niveles de seguridad. La coordinación es difícil, sobre todo porque no existe una percepción común del riesgo y porque las decisiones importantes se toman con lentitud debido a los diferentes intereses", afirma.

"La crisis energética y la guerra de Ucrania han servido de llamada de atención. Ahora Europa necesita construir una verdadera concepción común de la seguridad, porque mientras haya grandes diferencias entre países, toda la Unión seguirá siendo vulnerable".

"La realidad es que Europa ha entrado en un periodo en el que las ciberamenazas ya no pueden considerarse 'incidentes digitales'. Ahora son acontecimientos geopolíticos. Afectan a la seguridad nacional, a la estabilidad de las instituciones democráticas, a la economía, al funcionamiento del Estado y a la protección de las infraestructuras críticas. Y en este entorno, la necesidad de detección avanzada, supervisión en tiempo real, SOC impulsados por IA y blindaje estructural no es solo una buena práctica, es un imperativo estratégico", subraya Kasimis.

Principales actores y tácticas emergentes

Rusia consolida desde hace años una combinación de ciberataques, desinformación y operaciones psicológicas como extensión de su política exterior. Se prevén ataques a redes energéticas, interferencias en sistemas GPS, campañas masivas de DDoS y operaciones de manipulación dirigidas a instituciones europeas.

Por su parte, China intensifica el espionaje tecnológico e industrial y la infiltración en telecomunicaciones, al tiempo que amplía su influencia digital mediante dependencias tecnológicas (5G, microchips, materias primas críticas).

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