Centenares de miles de devotos filipinos acudieron este sábado a una iglesia de Manila en el día de la Procesión del Nazareno Negro, una de las celebraciones católicas más multitudinarias del mundo, a pesar de que el evento había sido cancelado para evitar la propagación de la covid-19.
Unas 400.000 personas acudieron a la Basílica de Quiapo, que contiene el Cristo al que los creyentes tratan de tocar en busca de milagros, a pesar de la suspensión de la procesión y de las recomendaciones de las autoridades de evitar aglomeraciones masivas, según informaciones de la Policía de Manila a la prensa local.
La congregación de la muchedumbre ha sembrado el temor entre los expertos de que se pueda convertir en un foco de infecciones del coronavirus, a pesar de las medidas que muchos feligreses tomaron para mantener el distanciamiento físico.