En el zoo de Branféré ocurre algo curioso. Ahora se expone a los animales a la música, no sólo para ambientarlos, sino como parte de un estudio de comportamiento. La idea surgió de Plumes, un cantante francés que observó que las vacas reaccionaban positivamente cuando les cantaba en la granja de su abuela.
"Parecían más tranquilas, casi felices", recuerda. Inspirado, el director del zoo, Alexandre Petry, puso en marcha un experimento para observar si la música altera el comportamiento animal. "Queremos ver si les ayuda a socializar o reduce la agresividad", explica. Actualmente, las sesiones de música duran siete minutos.
Mientras tanto, a 430 km, en Villers-sur-Authie, un ganadero que cría ganado Wagyu apuesta por la música clásica para mejorar la calidad de la carne. ¿Coincidencia? Tal vez. Pero varios estudios y observaciones sobre el terreno sugieren que ciertas especies animales responden más positivamente a la música que otras. Perros, gatos, vacas, pájaros (sobre todo loros y canarios), elefantes, delfines, ballenas e incluso algunos peces parecen ser especialmente receptivos.