El efectivo se ha vuelto casi tan escaso como la comida o el combustible en la Franja de Gaza, donde los shekels israelíes siguen siendo la moneda principal, pero los billetes nuevos han dejado de llegar.
Los comerciantes suelen rechazar los billetes rotos o desgastados, lo que obliga a la gente a pagar para 'reparar' el dinero, un servicio que cuesta hasta 10 shekels (2,56€) por billete. En un momento de alta inflación y desempleo, las familias están vendiendo sus pertenencias para comprar lo esencial.
La inflación se disparó un 230% en 2024 y el desempleo superó el 80%, dejando la supervivencia diaria en Gaza cada vez más dependiente del efectivo físico y del creciente costo de simplemente obtenerlo.