Miles de mujeres con alto riesgo genético de cáncer de ovario pueden acceder al test ROCA, un análisis que permite vigilar la enfermedad y retrasar la cirugía preventiva que provoca la menopausia temprana.
A los 36 años, Natasha Wray acababa de superar un duro tratamiento de dos años contra el cáncer cuando los médicos le advirtieron de otra amenaza inminente: un alto riesgo de desarrollar cáncer de ovario. Se enfrentó entonces a una decisión que le cambiaría la vida: extirparse los ovarios y las trompas de Falopio, eliminando el riesgo de un nuevo cáncer, o preservar su fertilidad y mantener viva la posibilidad de tener un hijo.
"En aquel momento tenía 36 años y me negué en redondo... Tampoco quería pasar por una menopausia quirúrgica a mitad de la treintena", explica. "Tenía muchas ganas de ser madre, así que quería conservar mi fertilidad".
A diferencia del cáncer de mama, no existe un método de detección precoz eficaz para el cáncer de ovario. Para las mujeres con alto riesgo genético, como las portadoras de las mutaciones BRCA1 o BRCA2, la cirugía preventiva sigue siendo la forma más probada de reducir el riesgo, aunque implica la pérdida definitiva de la fertilidad.
El análisis ROCA: una alternativa temporal al bisturí
Wray tuvo la oportunidad de participar en una prueba piloto desarrollada en el University College London Hospital (UCLH). El análisis de sangre, conocido como ROCA (siglas en inglés de 'Risk of Ovarian Cancer Algorithm'), permite a los médicos detectar proteínas, biomarcadores y alteraciones genéticas asociadas al cáncer de ovario. Para mujeres como Wray, la prueba representó una tranquilidad crucial y tiempo para formar una familia antes de plantearse la cirugía definitiva.
Gracias al seguimiento mediante ROCA, Wray pudo retrasar la operación lo suficiente como para dar a luz a su hijo. "La prueba me tranquilizó lo suficiente como para sentirme segura", recuerda. Años después, el test confirmó que su riesgo seguía siendo elevado. "Creo que mi hijo tenía unos tres años. Estábamos a punto de irnos de vacaciones y pensé: vale, ¿cuánto tiempo más voy a dejarlo?", rememora.
Un respiro para quienes aún no están listas
A las mujeres con riesgo genético se les aconseja repetir la prueba cada cuatro meses para detectar cualquier cambio temprano. Los médicos del UCLH afirman que este tipo de cribado ofrece un respiro a quienes no se sienten preparadas para una cirugía inmediata.
El ginecólogo consultor Adam Rosenthal lo explica así: "En realidad, se ha diseñado como una opción de limitación de daños para las mujeres que aún no están preparadas para someterse a una intervención quirúrgica debido a los efectos potencialmente devastadores que esta puede tener".
Sin embargo, Rosenthal advierte: "No debe considerarse una alternativa a la operación, porque en algún momento habrá que extirpar las trompas y los ovarios". Según el especialista, la decisión final varía mucho entre pacientes: "Algunas mujeres se someten a la prueba durante unos meses y, ante un resultado anómalo, aunque no sea cáncer, deciden operarse. Otras continúan con el cribado porque prefieren esperar a la menopausia natural. Se ven todos los extremos y todo lo que hay en medio".
Del ensayo al sistema público
Tras el éxito del ensayo, la prueba ROCA se ha incorporado al Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido, lo que permite que miles de mujeres con riesgo elevado de cáncer de ovario accedan a ella de forma gratuita. Hasta ahora, solo estaba disponible de manera privada.
Europa sigue registrando las tasas más altas de incidencia y mortalidad por cáncer de ovario del mundo. En 2020, se notificaron unos 68.000 nuevos casos, según el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (OMS) y la Comisión Europea.