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¿En qué consiste la 'economía de guerra' que podría adoptar Europa?

Los bomberos apagan un incendio tras el impacto de dos bombas teledirigidas en un gran almacén de materiales de construcción en Járkov, Ucrania.
Los bomberos apagan un incendio tras el impacto de dos bombas teledirigidas en un gran almacén de materiales de construcción en Járkov, Ucrania. Derechos de autor Andrii Marienko/Copyright 2024 The AP. All rights reserved
Derechos de autor Andrii Marienko/Copyright 2024 The AP. All rights reserved
Por Aleksandar Djokic
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

El concepto de 'economía de guerra' ha resurgido en el discurso político y económico europeo. El término, históricamente asociado a la movilización de los recursos de una nación hacia un conflicto militar a gran escala, encuentra ahora relevancia en el contexto de las tensiones geopolíticas.

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Una 'economía de guerra' implica la reorientación de las estructuras económicas nacionales para dar prioridad a las necesidades militares sobre el consumo civil. Esto implica a menudo un mayor control gubernamental sobre las industrias, la reasignación de recursos y la priorización de la producción de defensa.

Aunque Europa no está actualmente inmersa en una guerra convencional que requiera una transformación de este tipo, el panorama geopolítico se ha vuelto cada vez más volátil, en particular con el conflicto en curso en Ucrania, el aumento de las tensiones con Rusia y las preocupaciones más generales sobre la seguridad mundial.

¿Qué es la 'economía de guerra'?

La 'economía de guerra' también puede interpretarse fuera del contexto de una guerra directa contra un enemigo concreto. Como Mart Kuldkepp, profesor del University College de Londres, explica para 'Euronews'.

"Hasta cierto punto, la 'economía de guerra' es también una herramienta de guerra informativa, un conjunto de cambios y políticas económicas destinadas a disuadir y desalentar al enemigo enviando un mensaje de determinación estratégica en una guerra en curso".

¿Qué tipo de guerra enfrentan Europa y Estados Unidos?

Europa, junto con Estados Unidos, se encuentra en una situación bastante diferente a aquella en la que se ha puesto Rusia. Ni Europa ni Estados Unidos están en guerra, sino que están ayudando a Ucrania a defenderse de la agresión rusa. Rusia, por el contrario, está claramente en guerra y arraigada en un sistema de Gobierno autoritario, lo que facilita su transición a una 'economía de guerra'.

Europa y Estados Unidos están muy por detrás de Rusia en el aumento de su capacidad de fabricación de material bélico. Branislav Slantchev, profesor de la Universidad de California en San Diego, lo explica para 'Euronews'.

"Estados Unidos produce ahora 72.000 proyectiles al mes, tras la apertura de dos nuevas instalaciones. El aumento es de menos de 20.000 proyectiles al mes, y la expansión prevista a 102.000 al mes para finales de 2025 parece impresionante, hasta que uno se da cuenta de que EE.UU. tenía capacidad para fabricar 500.000 al mes en la década de 1990, y 250.000 al mes en la década de 2000. La situación de la industria europea de defensa es aún más grave".

Buque en el mar rojo.
Buque en el mar rojo.Ayman Aref/Copyright The AP. All rights reserved.

Incluso en teoría, gestionar la logística de una 'economía de guerra' y alinear los diversos intereses políticos de todas las partes móviles de la Unión Europea supondría por sí sola una tarea de enormes proporciones. 

Alexander Clarkson, profesor del King's College de Londres, resume este hecho para 'Euronews': "Dado que la UE engloba a 27 polos dentro de un sistema federal compartido, cuyas estructuras económicas han convergido en el mercado único, este tipo de cambio ya sólo es posible lograrlo, aunque sólo sea parcialmente, mediante la coordinación central por parte de la Comisión Europea".

Las características negativas de una posible transición a la 'economía de guerra' en el continente europeo son inmediatamente comprensibles. Como escribe Slantchev: "A la opinión pública no le va a gustar que se recorten los servicios públicos, que suban los precios y los impuestos". 

"Avanzar demasiado rápido hacia la reinversión en defensa corre el riesgo de agotar el apoyo público antes de que se realicen cambios significativos, especialmente si la amenaza a la que se supone que el Gobierno está respondiendo no parece inminente o realista."

¿Qué beneficios económicos pueden tener las guerras?

Aunque, a primera vista, una transición teórica de Europa a un estado de 'economía de guerra' suena como si causara un gran daño económico, también habría ventajas en el proceso mencionado. 

Dimitar Bechev, profesor de la Oxford School of Global and Area Studies, añade para 'Euronews' que: "Algunas tecnologías de defensa tendrían aplicación civil y podrían hacer subir los salarios en otros sectores manufactureros al crecer la demanda de mano de obra. Mientras haya crecimiento, no habrá grandes reacciones".

Pero, para que tal transición fuera posible, Europa tendría que estar bajo el asalto directo de la Federación Rusa, al fin y al cabo se trata también de un proceso político. Clarkson afirma: "La opinión pública hacia un cambio a la 'economía de guerra', que como mucho en la UE sería sólo parcial y no total, dependería de las percepciones públicas de amenaza". 

"Cuanto más amenazadas se sientan varias partes de la UE (principalmente Escandinavia, Europa Central y Oriental y los Estados de primera línea del Mediterráneo), más asentiría la opinión pública a muchas de estas medidas".

Incluso podría no ser necesaria una transición completa al estado de 'economía de guerra', si Europa y Estados Unidos estuvieran decididos a contener la expansión rusa. Lo explica Maria Shagina, investigadora del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, para 'Euronews'.

"Occidente tiene todas las palancas para ganar una guerra económica contra Rusia: poder económico, destreza tecnológica y puntos de estrangulamiento financiero. Es necesario un cambio de estrategia y la adopción de un enfoque global. Sin embargo, Occidente no ve la guerra en Ucrania como algo existencial, de ahí que no tenga sentido adoptar cambios radicales", añade.

Rusia expone las diferentes actitudes dentro de Europa

Un subproducto no tan obvio de una imaginada transición europea a una 'economía de guerra', llevaría al enderezamiento de Europa como actor de seguridad global, algo que se ha discutido en influyentes capitales europeas durante décadas. Clarkson plantea esto de forma interesante como la: "europeización y consolidación del sector de la defensa".

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A medida que avanza la amenaza rusa, y asistimos a un repunte de los intentos de sabotaje en todo el continente, las diferencias en el enfoque de la seguridad europea entre los Estados miembros de la UE que se encuentran más cerca de Rusia y los que están más lejos, se manifestarán con mayor claridad. 

Slantchev pone esta cuestión en perspectiva: "Ya estamos viendo algo de eso en la competencia entre los sectores de defensa checo y alemán (y francés). Las iniciativas que coordinan los checos no pasan por las instituciones de la UE, y los checos han sido bastante abiertos al decir que no quieren que su ayuda a Ucrania pase por la UE porque desean privilegiar su propio sector de defensa".

Aumento del gasto en defensa

Así pues, el sector europeo de la defensa va a aumentar pase lo que pase, no es necesaria una transición completa a una 'economía de guerra' para facilitarlo. Aunque aumentarán las capacidades de defensa europeas, lo harán a un ritmo diferente. 

Aquellos países que fueron lo suficientemente decisivos como para responder a la agresión rusa de forma más proactiva favorecerán a sus propios sectores de defensa. Dentro de la OTAN, el aumento de las capacidades europeas también modificará el equilibrio de poder. 

Como concluye Kuldkepp: "También supondría un bienvenido reequilibrio de responsabilidades, reduciendo la defensa de la seguridad europea respecto a EEUU -algo que conlleva sus propios riesgos- y aumentando la influencia de Europa dentro de la alianza".

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En definitiva, una transición hacia una 'economía de guerra' del lado de Europa parece poco probable, a menos que Rusia amplíe el alcance de su agresión a los Estados miembros de la OTAN y la UE. Dicho esto, es necesaria una movilización de recursos de defensa para el continente, ya que no es probable que el nivel actual de amenaza disminuya en los próximos años.

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