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Un año después de la DANA del 29-O, los expertos advierten: "Podría volver a pasar"

Miembros del V batallón de la unidad militar de emergencias, UME, utilizan una canoa para buscar cuerpos en las afueras de Valencia, España, el 8 de noviembre de 2024.
Miembros del V batallón de la unidad militar de emergencias, UME, utilizan una canoa para buscar cuerpos en las afueras de Valencia, España, el 8 de noviembre de 2024. Derechos de autor  Copyright 2024 The Associated Press. All rights reserved.
Derechos de autor Copyright 2024 The Associated Press. All rights reserved.
Por Christina Thykjaer
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Un año después de las inundaciones que devastaron parte de Valencia, los expertos reconocen mejoras en los sistemas de alerta, la educación y la coordinación institucional. Pero advierten que las obras de protección y la planificación territorial siguen en su mayoría pendientes.

Un año después de su peor catástrofe natural del siglo, España sigue intentando cerrar sus heridas y entender qué falló aquel 29 de octubre, cuando una riada repentina anegó las calles de los pueblos de la Comunidad Valenciana, inundando casas, garajes y tiendas, y dejando un rastro de destrucción que cobró la vida de 229 personas.

La DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) descargó lluvias torrenciales que dejaron récords históricos: más de 770 litros por metro cuadrado en 24 horas en Turís y caudales desbordados en la Rambla del Poyo. Calles convertidas en ríos, viviendas inundadas y unas infraestructuras desbordadas recordaron lo vulnerables que seguimos siendo frente a la fuerza de la naturaleza.

Un año después, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Podría volver a pasar? Dos expertos de la Universitat Politècnica de Valencia, Félix Francés y Víctor Yepes Piqueras, han hablado con 'Euronews' sobre la tragedia: cómo ocurrió, qué se ha hecho desde entonces y si la Comunidad Valenciana está realmente preparada para afrontar otro episodio extremo.

Un temporal que superó todos los cálculos

Para el catedrático Víctor Yepes Piqueras, doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, lo que pasó aquel 29 de octubre fue la consecuencia de una concatenación de factores naturales y humanos. "Desde el punto de vista técnico e ingenieril, el suceso del 29 de octubre en Valencia fue un evento de inundación extremo provocado por una DANA con un carácter pluviométrico extraordinario", explica. "Se registraron cifras extremas, como los 771,8 l/m² en 24 horas en Turís, y caudales en la Rambla del Poyo de hasta 2.283 m³/s antes de que los sensores fueran arrastrados, superando con creces cualquier expectativa de diseño y demostrando que el riesgo cero no existe", añade.

Yepes señala que la falta de infraestructuras hidráulicas suficientes en la Rambla del Poyo fue determinante: "Los proyectos de defensa contra inundaciones, que llevaban años planificados y con estudios previos, no se ejecutaron a tiempo". En cambio, reconoce que el Nuevo Cauce del Turia y las presas de Forata y Buseo funcionaron eficazmente, protegiendo la ciudad de Valencia y otras poblaciones.

A día de hoy, la vulnerabilidad de fondo persiste y no estamos preparados para afrontar una nueva DANA de la magnitud de la ocurrida en 2024
Víctor Yepes
Doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en la Universitat de València

Por su parte, Félix Francés, catedrático de Ingeniería Hidráulica en la Universidad Politécnica de Valencia, recuerda que la Comunitat contaba con sistemas avanzados de predicción y planificación, aunque el engranaje falló en los momentos críticos. "En principio teníamos herramientas preparadas para inundaciones, acciones ordinarias o incluso extraordinarias. O eso es lo que pensaba yo. Pero eso, en parte, fue una sorpresa", explica. Detalla que existía legislación específica sobre planeamiento urbano e inundaciones, un sistema automático de información hidrológica de la Confederación Hidrográfica del Júcar y protocolos de Protección Civil en diferentes niveles. "Creía que funcionaba bastante bien, pero por circunstancias no funcionó de forma perfecta", admite.

Según Francés, la predicción meteorológica fue razonable, aunque en su opinión "falta, al menos en la Aemet, la inclusión de la incertidumbre de la predicción y predicciones a muy corto plazo, como es el 'nowcasting', que sí tienen otras agencias". También señala que el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) "no tenía un sistema adicional de predicción hidrológica-hidráulica, por lo cual solamente estás viendo lo que te dicen los sensores y fuera de ahí estás ciego".

Imágenes por satélite del antes y el después de la DANA

La gestión de la emergencia fue el mayor de los fallos

El experto subraya que la gestión de emergencias fue uno de los mayores fallos: "Mandar una alerta después del evento, una hora y media después, como si no fuera algo tan serio, es un chiste. Solo queda que haya personas que reciben la alerta subidas a un árbol con agua por debajo. Eso es claramente mejorable".

A su juicio, la falta de coordinación entre ayuntamientos y la ausencia de formación de la población agravaron el desastre. "No había ningún tipo de formación o educación de la población o de los niños. Es que partimos de cero", lamenta.

Por su parte, Víctor Yepes considera que los daños se amplificaron por la forma en que se ha construido durante décadas. "La DANA expuso un problema urbanístico severo", afirma. "Las zonas más vulnerables se concentraron en el cono aluvial de L'Horta Sud, urbanizado principalmente entre la riada de 1957 y la década de los 70 sin planificación adecuada ni infraestructuras de saneamiento suficientes. La falta de unidad de criterio en la ordenación territorial y la prevalencia de intereses de desarrollo sobre las directrices de restricción de usos en zonas inundables aumentaron la vulnerabilidad del territorio".

¿Qué se ha hecho desde entonces?

En estos 12 meses, según Francés, sí se han dado pasos, aunque la administración avanza despacio. "Se está avanzando en todos los frentes. No tan rápido como quisiera la gente, pero la administración española es lenta", explica.

Detalla que se están actualizando los planes de gestión y las infraestructuras previstas desde 2006, que se renovarán con sistemas de predicción hidrológica e hidráulica más modernos. También destaca la mejora del sistema de alertas de Protección Civil y la creación de programas educativos: "Me ha alegrado que la Conselleria de Educación presione para lanzar un plan de educación en secundaria. Desde luego ya se ha empezado por aquí".

Yepes, por su parte, reconoce que las actuaciones inmediatas se centraron en reparar daños y reforzar infraestructuras críticas, pero que las grandes obras siguen pendientes: "Las medidas adoptadas se han enfocado en reconstrucción con criterios de resiliencia y atención a urgencias, aunque las soluciones estructurales de gran calado, que requieren plazos de ejecución más largos, siguen mayormente pendientes".

Entre los avances cita la reparación de las presas de Forata y Buseo y la recuperación del canal Júcar-Turia, además de la mejora del drenaje en municipios como Paiporta, una de las zonas fuertemente golpeada por la riada. También recuerda que el Consell aprobó el Decreto-ley 20/2024 de medidas urbanísticas urgentes. No obstante, advierte que "la legislación urbanística de fondo sigue sin cambios estructurales" y que "las presas de laminación aún no se han materializado".

¿Cómo evitar otra catástrofe?

Félix Francés considera prioritario mejorar la cadena de alerta y educación ciudadana, además de completar las infraestructuras previstas. "Desde el punto de vista de las víctimas, la educación, la información y las mejoras de toda la cadena de alerta meteorológica, la predicción hidrológica y la gestión de la información y los planes municipales son fundamentales", apunta.

Yepes coincide en que la prevención pasa por actuar tanto sobre el territorio como sobre las obras de ingeniería: "La acción prioritaria es acelerar e implementar las obras de laminación (…) y eliminar obstáculos urbanísticos, reconstruir infraestructuras lineales con criterios resilientes y devolverle el espacio al agua, retirando estratégicamente infraestructuras de las zonas de flujo preferente para reducir la exposición al riesgo más elevado e iniciando un plan a largo plazo para reubicar infraestructuras críticas y viviendas vulnerables".

Ambos expertos admiten que los fenómenos extremos seguirán siendo parte del clima mediterráneo. Francés recuerda que "desde 1951 ha habido cuatro eventos incluso de más magnitud" lo que demuestra que "estos fenómenos pueden volver a repetirse en cualquier punto del arco mediterráneo".

"No estamos preparados"

El diagnóstico final de Víctor Yepes es contundente: "A día de hoy, la vulnerabilidad de fondo persiste y no estamos preparados para afrontar una nueva DANA de la magnitud de la ocurrida en 2024. La situación es similar a la de una familia que circula en coche por la autopista a 120 km/h sin cinturones de seguridad: bastaría un obstáculo inesperado, como una DANA, para que el accidente fuera mortal. Aceptar la reposición de lo perdido sin añadir nuevas medidas de protección estructural implicaría aceptar que los efectos del desastre se repetirán, algo inasumible", dice.

Un año después, la Comunidad Valenciana ha avanzado en alertas, educación y reconstrucción, pero los expertos insisten en que sin inversión estructural y planificación territorial el riesgo seguirá latente. Porque, como ambos coinciden en su diagnóstico técnico, la naturaleza no olvida… y el riesgo cero no existe.

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