Las manifestaciones, lideradas en gran parte por jóvenes, continuaron incluso después de que se levantara la prohibición en las redes sociales. A medida que las protestas se intensificaban, el presidente del Gobierno, Khadga Prasad Oli, anunció que dimitía de inmediato.
Los manifestantes incendiaron el edificio del parlamento y las viviendas de altos políticos, incluido el ex presidente del Gobierno Pushpa Kamal Dahal. Las fuerzas de seguridad utilizaron balas de goma, gases lacrimógenos y cañones de agua, pero no hubo nuevos informes sobre el uso de munición real.
Las autoridades impusieron toques de queda en Katmandú y desplegaron al ejército, mientras que las Naciones Unidas instaron a una investigación inmediata y transparente sobre la represión mortal.