Los sindicatos griegos organizaron el miércoles una huelga nacional de 24 horas para oponerse a la nueva legislación laboral.
Las reformas pretenden introducir una mayor flexibilidad, permitiendo turnos de hasta 13 horas dentro de un límite semanal de 48 horas. Los sindicatos, sin embargo, denuncian el plan como una amenaza a los derechos fundamentales, advirtiendo de que expondrá a los trabajadores a prácticas desleales.
La protesta paralizó Atenas: los transbordadores quedaron amarrados en el puerto, los taxis permanecieron fuera de las calles y el transporte público funcionó con un horario reducido. Las escuelas, los tribunales y los hospitales también sufrieron interrupciones generalizadas.
Aunque miles de personas participaron en la huelga y los servicios se vieron gravemente afectados, la policía confirmó que no se registraron actos violentos significativos.