Aunque muchos miembros de la coalición israelí apoyan la anexión, han dado marcha atrás en esos llamamientos desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el mes pasado que se opone a la medida.
El vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, criticó el jueves una votación simbólica en el Parlamento de Israel sobre la anexión de la Cisjordania ocupada, calificándola de "insulto" que iba en contra de las políticas de la Administración Trump.
Los partidarios de la línea dura en la Knéset (Parlamento israelí) aprobaron por un estrecho margen una votación preliminar en apoyo de la anexión de Cisjordania el miércoles, en un aparente intento de avergonzar al primer ministro Benjamín Netanyahu mientras Vance todavía estaba en Israel.
El proyecto de ley, que sólo requería una mayoría simple de los legisladores presentes en la Cámara, se aprobó con 25 votos a favor y 24 en contra, y provocó una condena generalizada, con más de una docena de países -entre ellos Egipto, Qatar y Arabia Saudí- reprendiéndolo en una declaración conjunta que calificaba todos los asentamientos israelíes en Cisjordania de violación del Derecho internacional.
La oficina de Netanyahu afirmó en un comunicado que "la votación sobre la anexión fue una provocación política deliberada de la oposición para sembrar discordia". Vance dijo que si la votación de la Knéset fue una "maniobra política, entonces es una maniobra política muy estúpida".
"Personalmente, lo tomo como un insulto", dijo Vance. "La política de la Administración Trump es que Cisjordania no será anexionada por Israel". El embajador adjunto palestino ante las Naciones Unidas, Majed Bamya, dijo el jueves ante el Consejo de Seguridad de la ONU que los palestinos "aprecian el claro mensaje" que el Gobierno de Trump ha enviado en oposición a la anexión.
Netanyahu está luchando por evitar unas elecciones anticipadas a medida que se hacen más evidentes las grietas entre las facciones de los partidos de derechas, algunas de las cuales estaban molestas por el alto el fuego y los sacrificios en términos de seguridad que exigía a Israel.
Aunque muchos miembros de la coalición de Netanyahu, incluido su partido Likud, apoyan la anexión, han dado marcha atrás en esos llamamientos desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el mes pasado que se opone a la medida.
Emiratos Árabes Unidos, un aliado clave de Estados Unidos e Israel en el impulso a la paz en Gaza, ha dicho que cualquier anexión por parte de Israel sería cruzar una "línea roja". Los palestinos quieren que Cisjordania y la Franja de Gaza, capturadas por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967, formen parte de un futuro Estado palestino independiente.
La anexión israelí de Cisjordania prácticamente enterraría las esperanzas de una solución de dos Estados entre Israel y los palestinos, el resultado que apoya la mayor parte del mundo.
En un discurso pronunciado en el aeropuerto Ben Gurion antes de abandonar Israel, Vance desveló también nuevos detalles sobre los planes estadounidenses para Gaza, afirmando que esperaba que la reconstrucción comenzara pronto en algunas zonas "libres de Hamás".
Pero advirtió que la reconstrucción del territorio tras una devastadora guerra de dos años podría llevar años. "La esperanza es reconstruir Rafah en los próximos dos o tres años y, en teoría, medio millón de personas podrían vivir allí", dijo refiriéndose a la ciudad más meridional de la Franja.
Esto supondría aproximadamente una cuarta parte de los cerca de dos millones de habitantes de Gaza, el 90% de los cuales fueron expulsados de sus hogares durante los combates. El coste estimado de la reconstrucción de Gaza es de unos 53.000 millones de dólares (45.000 millones de euros), según el Banco Mundial, la ONU y la Unión Europea.
Impulso estadounidense hacia la paz
A principios de esta semana, Vance anunció la apertura de un centro de coordinación militar civil en el sur de Israel, donde unos 200 soldados estadounidenses trabajan junto a militares israelíes y delegaciones de otros países planificando la estabilización y reconstrucción de Gaza.
Estados Unidos está buscando el apoyo de otros aliados, especialmente de las naciones árabes del Golfo, para crear una fuerza internacional de estabilización que se despliegue en Gaza y entrene a una fuerza palestina.
"Nos gustaría ver fuerzas policiales palestinas en Gaza que no sean de Hamás y que vayan a hacer un buen trabajo, pero aún hay que entrenarlas y equiparlas", declaró el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, antes de su viaje a Israel, donde aterrizó el jueves.
Rubio, que se reunirá con Netanyahu, también ha criticado los esfuerzos de los legisladores israelíes de extrema derecha por impulsar la anexión de Cisjordania. Los medios de comunicación israelíes se refirieron al desfile ininterrumpido de funcionarios estadounidenses que visitan Israel para asegurarse de que cumple su parte del frágil alto el fuego como 'Bibi-sitting'. El término, que utiliza el apodo de Netanyahu, Bibi, hace referencia a un antiguo anuncio de campaña en el que Netanyahu se presentaba como el 'Bibi-sitter' al que los votantes podían confiar sus hijos.