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Cactus, iguanas y El Niño: Cómo el clima errático está perturbando un frágil ecosistema en las Galápagos

Opuntia echios adulta en la isla Plaza Sur.
Opuntia echios adulta en la isla Plaza Sur. Derechos de autor Juan Manuel Garcia/CDF.
Derechos de autor Juan Manuel Garcia/CDF.
Por Lottie Limb
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Las chumberas y los cactus de lava autóctonos tienen una distribución muy limitada en las Galápagos, por lo que su recuperación es vital.

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Imagínese las Islas Galápagos y le vendrá a la mente su carismática fauna: tortugas gigantes, leones marinos, tiburones y los pinzones de Darwin, que fueron los primeros en inspirar el trabajo del naturalista sobre la selección natural.

Pero estos animales no se limitan a vagar por un yermo afloramiento de rocas volcánicas. Las Galápagos albergan una asombrosa diversidad de plantas que sustentan el ecosistema y son especies fascinantes por derecho propio.

Al igual que los pinzones, las plantas se han adaptado a los distintos nichos del archipiélago. Los cactus, por ejemplo, tienen varias defensas puntiagudas en función de sus depredadores locales.

Las islas, situadas a 1.000 kilómetros de la costa de Ecuador, tienen siete géneros endémicos, entre ellos el cactus de lava (Brachycereus) y el Jasminocereus, un cactus con forma de árbol, así como varias especies de nopal (Opuntia).

Pero estas plantas únicas están sometidas a una presión creciente por el cambio climático y otras amenazas de origen humano.

"La restauración vegetal en las Galápagos es muy importante porque las plantas son la base de la alimentación y el hábitat de los ecosistemas, y todos los organismos vivos de la isla dependen de las plantas para sobrevivir", afirma Patricia Jaramillo, investigadora principal de la Fundación Charles Darwin.

¿Cómo afecta el cambio climático a la vida vegetal de las Galápagos?

Las plantas "pioneras" que colonizaron por primera vez los campos de lava de las Galápagos se adaptan bien a las condiciones áridas. Pero, al hacer más irregulares las precipitaciones, el cambio climático está poniendo a prueba incluso su capacidad de aferrarse y regenerarse.

En la isla de Baltra, por ejemplo, algunas plantas han tenido dificultades para regenerarse a su ritmo habitual, a pesar de la eliminación de las cabras invasoras, su némesis durante dos siglos.

"Eso significaría que hoy probablemente vivimos condiciones aún más drásticas que unas décadas antes", afirma Nicolás Velasco, investigador de la Fundación Charles Darwin (FCD). El científico chileno ha pasado dos años en las Galápagos: uno "supercálido" y el último sorprendentemente frío. Las conversaciones con los lugareños apuntan a una tendencia reciente de tiempo "agitado".

Nicolás participa en un estudio científico sobre la fenología de las plantas, una disciplina que estudia cómo afecta el clima a los ciclos naturales de las plantas, por ejemplo, cuándo florecen y fructifican. Ya "es muy evidente que la fenología de las plantas endémicas está cambiando", afirma.

Otro estudio fenológico se centra en el impacto de El Niño. Este fenómeno meteorológico natural puede provocar fuertes lluvias que ablandan el suelo y debilitan las raíces de plantas como las Opuntia echios maduras, provocando su caída.

En la isla de South Plaza, por ejemplo, una población original de 2.000 plantas en la década de 1960 se redujo a unos 400 individuos en 2014. Algunos científicos creen que el cambio climático está reforzando los fenómenos de El Niño.

La delicada danza entre cactus e iguanas

Caminando por los senderos estrictamente señalizados de la isla Plaza Sur, en medio de un brillante mosaico de follaje, es habitual ver iguanas terrestres amarillas tomando el sol.

Una iguana terrestre comiendo una estera de cactus en la isla Plaza Sur.
Una iguana terrestre comiendo una estera de cactus en la isla Plaza Sur.Juan Manuel Garcia/CDF

Su población está en perfecta sintonía con las reverberaciones del ecosistema. La desaparición del halcón de las Galápagos, un depredador natural clave, contribuyó a aumentar su número. Pero con el declive de la Opuntia, la competencia por el alimento se ha vuelto feroz.

Como parte del programa de restauración ecológica 'Galápagos Verde 2050', de la FCD, los investigadores han plantado cactus en una zona de la isla donde su número se ha desplomado.

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"Hay que ser muy rápido con el vallado, porque en un par de minutos llegan las iguanas y empiezan a comérselas", dice Nicolas. "Se ve que están muy, muy hambrientas".

Cuando la visito en julio, nuestro guía del parque se sorprende al ver una iguana en el sendero con lo que parece ser sangre alrededor de la boca. Los lagartos son principalmente herbívoros, pero también pueden ser herbívoros oportunistas: comen carroña y polluelos de gaviotín. "Originalmente había una buenainterconexión entre las dos especies [iguanas terrestres y cactus]", dice Nicolas. "Las iguanas suelen comer el fruto de los cactus, así propagan las semillas".

Pero en épocas de clima más turbulento, las plantas sufren mayores ataques. En la Isla Española, por ejemplo, las condiciones "supersecas" han llevado a las iguanas a comerse los cactus chumberos para obtener agua, antes de que la planta tenga tiempo de producir semillas.

Bajo el agua, las iguanas terrestres se enfrentan a una situación igualmente variable. Las iguanas marinas sufren durante El Niño, ya que el aumento de la temperatura del mar agota los pastos marinos y otras fuentes de alimento.

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Agua y otras soluciones en las Galápagos

La escasez de agua es una de las principales amenazas para la vida vegetal en las remotas islas Galápagos, por lo que los investigadores han estado probando una serie de herramientas en el marco del proyecto de restauración de zonas áridas de la FCD.

Restauración Plaza Sur de Opuntia echios en 2021 utilizando Groasis waterboxx.
Restauración Plaza Sur de Opuntia echios en 2021 utilizando Groasis waterboxx.Rashid Cruz/CDF

Una de ellas es Groasis Waterboxx. Desarrollado por un exportador de flores holandés, el diseño actúa como una especie de batería de agua alrededor de la planta, recogiendo el agua de lluvia e impidiendo que se evapore inmediatamente. A los plantones de Plaza Sur se les han colocado dentro de sus jaulas.

En otros lugares, los expertos colocan biocarbón o hidrogel en el suelo. El biocarbón, una forma de carbón vegetal, se mezcla con la tierra para mejorarla y permitir que las plantas tengan acceso a más nutrientes. El hidrogel es una especie de polímero blanco que ayuda al suelo a retener más humedad.

Las plantas no pueden ayudarse sólo con tecnología, por supuesto. Los esfuerzos de restauración también están profundamente arraigados en el ecosistema social de las islas.

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Durante la temporada de plantación de 2022 en Plaza Sur, por ejemplo, cada una de las 220 plantas necesitó 20 litros de agua, lo que equivale a cuatro metros cúbicos.

Dados los altos costos del transporte de agua, la FCD coordina con las embarcaciones turísticas para que traigan agua durante sus visitas, contando con el apoyo de la Dirección del Parque Nacional Galápagos.

Gracias a estos esfuerzos de restauración, la población de Opuntia de Plaza Sur ha repuntado a unos 1.200 cactus, y la regeneración natural por semilla está repuntando.

Los turistas y los lugareños siempre afectarán a la vida salvaje: pisotean directamente las plantas, liberan especies invasoras como ratones y ratas y alteran los hábitats con la construcción.

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Por eso, organizaciones como la FCD trabajan con la gente para mitigar su impacto. Por ejemplo, se anima a los habitantes de Santa Cruz a cultivar plantas endémicas en lugar de ornamentales en sus jardines. En el marco del programa 'Galápagos Verde 2050', la Estación Científica Charles Darwin celebra una jornada de puertas abiertas y trabaja con escolares para crear "jardines ecológicos", educándoles sobre el patrimonio biodiverso de su hogar.

Y para la comunidad internacional que se preocupa desde lejos porlas tortugas gigantes y otras joyas de las Galápagos, insisten en que la recuperación de la naturaleza sólo funciona cuando las plantas también participan.

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