Casi 2.000 rayos fueron registrados en dos horas, mientras los coches eran arrastrados y los servicios de emergencia luchaban por atravesar las carreteras inundadas.
Los residentes describieron la magnitud como sin precedentes. “Eso nunca ha pasado”, dijo Vlado de Dajla, quien ha vivido allí durante 30 años. Otro residente, Anton, lo calificó como “una catástrofe, un cataclismo”.
En Mareda, un residente, Denis, culpó a los canales obstruidos por empeorar las inundaciones, recordando cómo en condiciones similares la gente navegaba por Umag en bote.