Las autoridades de la antigua república yugoslava de Macedonia abrieron brevemente la frontera con Grecia el pasado sábado para permitir que un reducido número de refugiados iraquíes y sirios entraran en el país.
Cientos de refugiados continúan esperando en la frontera este domingo, muchos de ellos se apiñan bajo las mantas, cerca de las hogueras, para mantenerse calientes, y aprovechan para secar sus ropas en la punzante verja que les impide seguir su camino hacia el norte de Europa.