Jigokudani, que significa 'valle del infierno', recibe su nombre de los humeantes respiraderos de vapor y las burbujeantes fuentes termales que salpican el paisaje. A pesar del apodo infernal, es un paraíso puro para los monos que descubrieron este humeante oasis en la década de 1960. Estos inteligentes macacos comenzaron a sumergirse allí para escapar del cortante frío del invierno.
Hoy en día, Jigokudani es el único lugar del mundo donde se pueden ver monos salvajes sumergiéndose en aguas termales, lo que lo convierte en una experiencia imprescindible tanto para los amantes de la vida silvestre como para los viajeros curiosos.