Lo que iba a ser un intercambio rutinario de preguntas y respuestas se tornó por unos instantes incómodo, con el material moviéndose en el atril y rompiendo el ritmo del acto.
El presidente francés, Emmanuel Macron, habitualmente cómodo en negociaciones tensas, perdió la concentración en varias ocasiones por la inestabilidad del equipo. "¿Vamos a organizarlo para que funcione?" preguntó, sonriente, mientras los micrófonos seguían moviéndose.
Pese al desbarajuste, el ambiente se mantuvo distendido. El polaco Donald Tusk incluso bromeó con los periodistas, pidiéndoles que no le atacaran con el material.