Se teme que un vertido de petróleo provoque que el agua de los alrededores de París no sea potable.
A una hora en coche al sur de París, una pequeña explotación petrolífera está causando un gran revuelo en la zona, ya que las autoridades locales temen que un vertido de petróleo amenace el suministro de agua del que dependen 180.000 habitantes de la capital francesa y su región.
Este jueves 30 de enero, una demanda retrasó la aprobación de dos nuevos pozos de perforación en Nonville, un pueblo donde 'Bridge Energies' lleva extrayendo petróleo desde 2009.
"Nuestros recursos hídricos son vitales, el petróleo no lo es", afirma Franck Beaufreton, alcalde de la localidad vecina Villemer, quien tomó parte en la demanda. El pueblo alberga un manantial que abastece de agua a la región y Beaufreton sostiene que un accidente tendría graves consecuencias. "No tenemos otra forma de obtener agua potable", señalaba.
El Gobierno de Macron permitió la expansión petrolera poco después de la COP28
Muchos ciudadanos en la región no pueden entender los planes para ampliar la extracción de petróleo de Nonville, después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, prometiera convertir a Francia en "el primer gran país del mundo en dejar atrás la dependencia de las energías fósiles" cuando se presentó a la reelección hace tres años.
Sin embargo, aunque el país prohíbe a las empresas explorar nuevas localizaciones de petróleo y gas, aún puede permitir a los productores perforar pozos adicionales si ya cuentan con una concesión.
En la zona de Nonville, a las puertas de una reserva de la biosfera reconocida por la UNESCO, el Gobierno de Francia quintuplicó el tamaño de la concesión a finales de 2023, justo después de celebrar "el consenso alcanzado sobre el necesario abandono de los combustibles fósiles" en la COP28.
"Va en contra de todo por lo que luchamos en este momento", afirma Véronique Cardin, de 63 años, una de los cerca de 600 habitantes del pueblo, que se encuentra rodeado de árboles y prados. "Luchamos contra los combustibles fósiles y luego nuestros dirigentes aprueban las prospecciones petrolíferas", señala.
El tribunal da la razón a la población y considera ilegal la autorización
El tribunal administrativo local dio parcialmente la razón a quienes se oponen a la extracción de petróleo, calificando de "ilegal en varios puntos" la autorización del departamento para los nuevos pozos, que operarían en el actual emplazamiento de producción.
Antes de tomar una decisión definitiva dentro de 10 meses, los jueces han pedido estudios más exhaustivos sobre el impacto del proyecto en la biodiversidad, nuevas medidas para proteger el suministro de agua y que Bridge Energies reserve dinero suficiente para cubrir posibles accidentes.
En un comunicado, dirigentes de Eau de Paris, la empresa pública de agua de París, que recoge, trata y distribuye los recursos hídricos, saludaron la decisión como una "primera victoria". Así, advierten de que el proyecto es demasiado peligroso por su cercanía a infraestructuras hídricas críticas. Sobre todo, porque Bridge Energies tiene que atravesar dos capas freáticas subterráneas para llegar al petróleo, localizado a 1.500 metros de profundidad.
¿Son los nuevos pozos petrolíferos una amenaza para el Acuerdo de París?
La petrolera declaró a los periodistas de 'Euronews Green' que la amenaza de un accidente es exagerada, dado que se llevan realizando perforaciones petrolíferas en la región desde 1959 y que los nuevos pozos "cumplen plenamente con el marco legislativo francés".
A pesar de las deficiencias del permiso, el tribunal decide no cancelar el proyecto por ahora. Así, rechaza la demanda en varios puntos y no considera que la perforación contradiga el Acuerdo de París.
En Bridge Energies indican que la compañía produce 9.000 litros de petróleo al día, unos 57 barriles, en Nonville. Con los pozos propuestos, la petrolera pretende bombear alrededor del doble y alcanzar niveles similares a los de 2016, antes de que se produjera un declive de la producción.
"El proyecto no cambiará el panorama del petróleo en Francia", declaró Francis Perrin, director de investigación de IRIS, uno de los principales grupos de reflexión política del país. En la actualidad, Francia produce en su territorio alrededor del 1% del petróleo que consume. Para Perrin, la producción de petróleo cerca de París no es, por tanto, "más que una gota en el océano".
El petróleo forma parte de la historia de Nonville
En la localidad de Nonville, donde la mayor perturbación la suelen representar los ladridos de los perros y el constante trino de los pájaros, muchos se siguen resistiendo al impacto local.
Vecinos como Véronique Cardin señalan los malos olores que sufren quienes viven junto al pozo petrolífero, y temen el tráfico adicional de la maquinaria pesada que transporta el petróleo a una refinería de Le Havre, a unos 275 kilómetros de distancia, en la costa norte francesa.
Sin embargo, al otro lado del pueblo, Christophe Desagnat no siente ningún impacto de la actividad petrolífera. El ciudadano de 55 años, que vive en Nonville desde niño, creció con la producción de petróleo vigente en la zona. "Forma parte de la historia de nuestra comunidad", señala.
Con una concesión para perforar en Nonville hasta el año 2034, es probable que siga así durante un tiempo. "Obviamente, a muchos movimientos ecologistas les gustaría que Francia detuviera inmediatamente todo el petróleo y el gas", afirma el investigador Francis Perrin. "Sin embargo, eso no es lo que ha decidido el Parlamento francés", concluye.