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¿Por qué es tan importante la causa palestina en España?

El presidente palestino Mahmoud Abbas es recibido por el presidente del gobierno español Pedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa en Madrid, España, jueves 19 de septiembre de 2024.
El presidente palestino Mahmoud Abbas es recibido por el presidente del gobierno español Pedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa en Madrid, España, jueves 19 de septiembre de 2024. Derechos de autor  AP Photo
Derechos de autor AP Photo
Por Amandine Hess
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El apoyo público y político español a la causa palestina forma parte de una tradición de amistad con los países árabes. Según una encuesta del Real Instituto Elcano, el 82% de los españoles encuestados cree que Israel está cometiendo un genocidio contra el pueblo palestino en Gaza.

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En España, manifestantes propalestinos pusieron obstáculos a la carrera ciclista de la Vuelta para oponerse a la participación del equipo israelí. Se interrumpieron varias etapas, los participantes tuvieron que desmontar antes de la línea de meta y la ceremonia final se celebró en el aparcamiento de un hotel sin espectadores.

Al mismo tiempo, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, propuso una serie de medidas para presionar al Gobierno israelí, entre ellas formalizar un embargo de armas, aumentar la ayuda humanitaria a Gaza y prohibir el paso por puertos españoles a los barcos que transportan combustible para el Ejército israelí. Estas posiciones propalestinas se inscriben en una larga tradición de amistad entre Madrid y los países árabes y se explican por varios factores.

Herencia histórica

A partir de 1945, la España de Franco quedó aislada en la escena internacional. Excluida de las Naciones Unidas hasta 1955 por su proximidad a la Alemania nazi y a la Italia fascista durante la Segunda Guerra Mundial, no participó en la votación sobre la partición de Palestina en 1947. El régimen de Franco intentó romper este aislamiento acercándose a los países sudamericanos y a países árabes como Jordania, Arabia Saudí, Egipto, Irak y Libia. Rosa María Pardo Sanz, profesora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Madrid, habla de "políticas de sustitución".

El general Franco siempre se negó a reconocer al Estado de Israel, "sobre todo para ganar los votos en Naciones Unidas de las monarquías árabes conservadoras (...) pero también de los regímenes socialistas árabes de Nasser, los baasistas de Sadam Husein en Irak, porque España necesitaba votos para los temas de descolonización y Gibraltar", explica Rosa María Pardo Sanz a 'Euronews', "y para entrar en Naciones Unidas".

Las alianzas con los países árabes facilitaron al régimen franquista "superar las crisis del petróleo" y "equilibrar las tensiones con Marruecos" por el Sáhara Occidental, añade la catedrática de Historia Contemporánea. La oposición de Israel en 1949 al levantamiento del boicot diplomático contra España también se cita a veces como motivo de la negativa de Franco a reconocer el Estado de Israel.

Tras la muerte de Franco en 1975, España profundizó sus relaciones con Palestina. El presidente del Gobierno Adolfo Suárez fue el primer dirigente europeo en recibir al líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, en 1979. La OLP abrió su primera oficina en Madrid en 1972 y fue reconocida por el Estado español en 1977. "La OLP era considerada una organización inaceptable o incluso terrorista en otros países. En España era perfectamente normal", explica a 'Euronews' Isaías Barreñada Bajo, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid.

Presionada por la UE, España no reconoció el Estado de Israel hasta 1986, bajo el Gobierno socialista de Felipe González, que pretendía entrar en la Comunidad Económica Europea (CEE). España también intentó mantener la ayuda humanitaria a los palestinos y desempeñar un papel mediador para intentar resolver el conflicto palestino-israelí. En 1989, durante la presidencia española, la Comunidad Económica Europea adoptó la Declaración de Madrid, que reconocía "los derechos legítimos del pueblo palestino, incluido su derecho a la autodeterminación". En 1991, la Conferencia de Madrid allanó el camino para las conversaciones de paz en Oriente Medio y preparó el terreno para los Acuerdos de Oslo de 1993.

Otros factores pueden contribuir a explicar el apoyo de la opinión pública y los políticos españoles a la causa palestina. En la década de 1960, estudiantes palestinos, principalmente hombres, vinieron a estudiar a España. Algunos se quedaron y fundaron familias mixtas con esposas españolas. "Hoy en día, hay muchos profesionales de origen palestino en España, incluso en la economía y el comercio. No es una comunidad grande, pero está muy integrada y forma parte del paisaje", dice Isaías Barreñada Bajo. La ministra española de Juventud e Infancia, Sira Rego, nació en 1973 de padre palestino y madre española.

Además, aunque apoyó a las potencias del Eje, la España de Franco fue oficialmente neutral durante la Segunda Guerra Mundial y no participó en la Shoah. Por tanto, no existe un sentimiento de culpabilidad entre la población española, como puede haber en Alemania, donde la seguridad de Israel es una razón de Estado (Staatsräson).

La opinión pública

Los estudios también demuestran que el apoyo a la causa palestina está muy arraigado entre la población española. Según una encuesta realizada por el Real Instituto Elcano publicada en julio de 2025, el 82% de los españoles encuestados cree que Israel está cometiendo un genocidio contra el pueblo palestino en Gaza y el 78% apoya el reconocimiento oficial del Estado de Palestina por parte de los Estados europeos.

España, Irlanda y Noruega reconocieron oficialmente de forma conjunta el Estado de Palestina el 22 de mayo de 2024. Isaías Barreñada Bajo considera que existe una "convergencia entre la posición del Gobierno y la posición del pueblo". La causa palestina también cuenta con el apoyo de la sociedad civil: "La decisión de imponer un embargo a la venta de armas a Israel fue apoyada durante meses y meses por más de 500 organizaciones de la sociedad civil española", afirma Moussa Bourekba, investigador del Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona (CIDOB).

Añade que existe un "consenso" bipartidista entre el conservador Partido Popular (PP) y el Partido Socialista (PSOE) sobre el hecho de que "la solución al conflicto israelí-palestino pasa necesariamente por la creación de un Estado palestino". Bien mirado, la mayoría de los españoles encuestados por el Real Instituto Elcano, tanto de izquierdas (97%) como de centro (85%) y derecha (62%), creen que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza.

Sin embargo, en los últimos meses parece haberse abierto una brecha a medida que las posturas propalestinas de Pedro Sánchez van tomando forma. "Estamos asistiendo a una instrumentalización de la cuestión palestina a nivel interno, tanto por parte de algunos miembros del Gobierno como, evidentemente, por parte de algunos miembros del partido de la oposición, el Partido Popular y también Vox, la extrema derecha española", observa Moussa Bourekba.

Mientras que Vox es "pro-israelí, como muchos partidos de extrema derecha europeos", el caso del PP, que critica las decisiones del Gobierno para cumplir su papel de partido de la oposición, es más complejo.

La política española

Este apoyo a la causa palestina "responde a un principio de la política exterior española desde la democratización: el respeto al Derecho Internacional. Hay que recordar que los Estados tienen la obligación de prevenir el genocidio y no colaborar en él", afirma Isaías Barreñada Bajo. Otra razón es la política interior. El actual Gobierno español es un gobierno de coalición formado por el Partido Socialista (PSOE) y el grupo de izquierda radical Sumar.

"Este componente de izquierdas en el Gobierno está presionando al ala socialista", afirma Isaías Barreñada Bajo. También señala que la mayoría de las decisiones sobre la cuestión palestina las toma el presidente del Gobierno español, y no el ministro de Asuntos Exteriores. "Es realmente una apuesta que va más allá de la política exterior y juega con los equilibrios políticos internos", analiza. El profesor añade que el Gobierno español busca presentar a España como un país con "una posición independiente y coherente", a pesar de su tamaño medio.

"La cuestión palestina le da un prestigio considerable, sobre todo en el Mediterráneo y en el Sur global", afirma Isaías Barreñada Bajo, antes de recordar las palabras del exministro de Asuntos Exteriores francés Dominique de Villepin, quien, preguntado por la situación humanitaria en Gaza, dijo: "Hoy, ¿quién salva el honor de Europa en esta región? España".

La postura de Pedro Sánchez a favor de la causa palestina también se explica por las dificultades de la Unión Europea para actuar, minada por sus divisiones. "Creo que la perspectiva española parte del principio de que la Unión Europea está totalmente paralizada porque los Estados miembros son absolutamente incapaces de adoptar una posición común sobre este conflicto.

Todavía hay países como Alemania, Austria y la República Checa que apoyan a Israel, o al menos creen que el diálogo con Israel debe continuar para encontrar una solución a este conflicto", afirma Moussa Bourekba. Aunque la diplomacia española intenta influir en el proceso de toma de decisiones europeo, en particular presionando para que se suspenda el acuerdo UE-Israel, también actúa bilateralmente.

Sin embargo, el apoyo a la causa palestina no ha ido acompañado de un aumento del antisemitismo, como muestra la encuesta de Elcano: "Este movimiento, tanto a nivel popular como gubernamental, ha sabido distinguir entre la cuestión judía y la israelí. En España, acusar de antisemitismo a los críticos con el Estado de Israel no funciona", afirma Isaías Barreñada Bajo.

En el debate no hablamos de judíos, hablamos de israelíes. Y este ejercicio de rigor en el uso de las ideas y los términos también ha ayudado a evitar una mezcla simplista. Y creo que esto es expresión de una cierta madurez en la opinión pública y en el debate".

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